Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Agenda con moneda digital

04/02/2021

Todavía es tiempo de publicar prospectivas, analizar tendencias y señalar los asuntos que marcarán las agendas políticas internacionales de 2021. En esta tarea que se involucra en el debate de políticas públicas despuntan los think tanks, centros de pensamiento, sobre los que no es tan sencillo caracterizar su naturaleza y su posición. Siguiendo a Thomas Medvetz, serían más académicos que los grupos de presión, más empresariales que las universidades, pero más políticos que las empresas.
Sus trabajos normalmente son muy interesantes porque investigan y estudian con detalle con el fin de proponer, aunque también hay que reconocer que todos los años se repiten los consabidos temas -trillados en general por no ofrecer mayores aportaciones que la descripción del hecho- del multilateralismo, la acción climática y las desigualdades en el mundo. Tal vez porque no somos capaces de encontrar soluciones para el conjunto o porque para encontrarlas hay que diseccionar los problemas e ir sumando soluciones parciales, aunque sean pequeñas.
Era de suponer que en la agenda de este año sobresaliera la incertidumbre acerca de la recuperación económica con las esperanzadoras vacunas y tratamientos, así como el interés por la fuerte aceleración del ritmo de digitalización del mundo como consecuencia de las restricciones y limitaciones del movimiento de las personas. Si, por ejemplo, una conocida plataforma pasó de 10 millones de reuniones virtuales diarias en 2019 a 300 millones en abril de 2020 y las transacciones digitales se han multiplicado por millones, es fácil explicarse que a la tecnología digital se dediquen las empresas que despuntan en el mercado y la gran parte de las nuevas compañías.
 Esto conlleva a la preocupación por la soberanía digital y, en especial, porque la influencia tecnológica se concentra en EEUU y China mientras se va perdiendo en otras zonas del mundo como la UE, a pesar de las propuestas de Digital Services Act (DSA) para proteger el mercado único y de Gaiaa-X, un ecosistema europeo digital abierto y transparente, donde los datos y los servicios se puedan compartir en un entorno de confianza.
Un claro indicio es la puesta en funcionamiento del yuan digital. No se trata de una criptomoneda o moneda digital más de los miles que ya existen en el mercado que no responden a las características del dinero tradicional: reserva de valor, unidad de cuenta y medio de pago -porque son muy volátiles, no se emplean en balances y no sirven para comprar bienes reales y corrientes- y que, además, tampoco ofrecen la necesaria garantía de que el custodio dispone de los activos.
Es una moneda digital respaldada por el Banco Central de la República Popular de China diseñada no solo para facilitar los intercambios domésticos, sino como divisa virtual que reemplazaría al dólar en el comercio internacional. Con ella, además de obtener valiosa información sobre preferencias de consumo, aumentará su área de expansión económica porque será muy atractiva para los compradores de países con sistemas financieros precarios y con divisas cuya depreciación dificulta el comercio digital. Por ahora, otros bancos centrales solo planean monedas digitales y estudian sus inconvenientes.