Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


El apretón de los torpes

17/11/2022

A seis meses de las próximas elecciones, los partidos amasan sus propuestas para repetir o reconquistar esas plazas que se les resisten desde hace décadas. En Toledo, mientras, el equipo de Gobierno ha pisado el acelerador para que nadie diga que no ha cumplidos sus deberes, aunque sea a última hora. Porque, en definitiva, se trata de aprobar y el apretón de los torpes, si va bien encauzado, también da sus frutos.
Tolón se ha convertido en una enemiga potente a batir y aunque tenga a los bomberos enfrente, a los vecinos reivindicando promesas que no ha cumplido y a algunos ciudadanos que han llevado incluso a Europa sus pretensiones, tachándolas de amenazas a ese exquisito Patrimonio de la Humanidad en el que vivimos, ella va a lo suyo, convencida de que su poderío le podría convertir en regidora por tercera legislatura consecutiva.
Eso sí, lo que se dice avanzar, la ciudad no ha avanzado mucho desde que ella se hiciera con el poder municipal, allá por 2015. Los problemas siguen siendo los mismos y uno de los más acuciantes, porque determina el futuro de la capital, es la elaboración de un Plan de Ordenación Municipal que marque la movilidad, el urbanismo y esa urbe sostenible que debe ser Toledo. Se ha pasado de puntillas durante dos legislaturas sin tener una idea de ciudad y tapando los inconvenientes que pudieran surgir en cada momento a base de parches. O de ocurrencias, como el cuartel en La Peraleda.
Sin embargo, ¡ay!, en medio de unas asociaciones rendidas a la figura de la alcaldesa y de entidades vecinales, que, salvo honrosas excepciones, se atreven a cuestionar la política municipal, le ha surgido un hueso duro de roer a este equipo de gobierno: la Legua, ese barrio árido, un tanto alejado del centro, pero que se ha puesto de moda y se ha convertido en objeto de deseo por parte de muchos toledanos ansiosos por vivir cerca de la naturaleza, aunque sea plantando ellos mismos los árboles en sus parcelas. Los que las tienen.
Lo cierto es que, en la última comisión de Urbanismo, se trató una propuesta que sembró las dudas, la indignación y el descontento entre gran parte de los residentes en esa zona, muy del gusto de altos cargos de la administración, añado. Y es que la inmobiliaria Vistahermosa proponía construir 98 casas en el Club Monteverde, a cambio de tres parcelas para zonas verdes. En fin, suculentos beneficios para la inmobiliaria, en una operación sospechosa propia de tiempos del urbanismo más rancio. Al final, tanto revuelo se lió, que el Ayuntamiento dio marcha atrás en sus aspiraciones. Bien por los vecinos. Tampoco hay que olvidar otra iniciativa que se estudió en la citada comisión y que ha pasado desapercibida: la de dividir una parcela del Poblado Obrero en tres, para construir dos viviendas de 150 metros cuadrados y otra de 99. ¿De quién es la parcela? ¿Cuándo se ha vendido, si estos terrenos eran de Defensa? La duda persiste.
El caso es que cuando uno gobierna sin tener un plan de ordenación que regule sus actuaciones porque ha sido incapaz de elaborarlo durante dos legislaturas, debe ser especialmente escrupuloso con lo que autoriza, no vaya a ser que esa falta de transparencia y ese oscurantismo hacia los vecinos se le vuelva en contra y ese apretón de los torpes se convierta en un sonoro y merecido suspenso