Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Presupuestos

06/07/2020

Un toledano de pro, gran filosofo y pedagogo, José Antonio Marina dijo lo siguiente: «Si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es nuestra gran amenaza. Y por ello merecería ser investigada como si fuera una enfermedad».
Si a esto se añade que los recursos que España dedica a investigación son escasos, mal nos va a ir para adelantarnos en la búsqueda de soluciones contra la pandemia en relación con otros países, y no digamos la distancia que nos separa en la investigación de la vacuna contra la estupidez.
Y sin vacuna, la estupidez se propaga con tanta o más rapidez que la Covid-19.
Ahora casi podemos decir que la pandemia se ha controlado, aunque habrá rebrotes y nuevos focos de infección, bien por la presencia del bicho, bien por la irresponsabilidad de unos y otros, pero la presencia de la estupidez es permanente en la sociedad española desde hace siglos. Perdimos el tren de la modernidad en el siglo XIX, sufrimos casi siglo y medio de guerra civil permanente.
A partir de 1977 parecía que habíamos cambiado el rumbo de las cosas y que el síndrome de las dos Españas estaba superado e íbamos a ser capaces de ponernos de acuerdo para tener un futuro común. Y se logró durante un cuarto de siglo. Nos incorporamos a Europa, tuvimos la época de tranquilidad y crecimiento más impresionante de los últimos siglos a pesar de ETA y la postura de algunos iluminados. Pero la estupidez volvió a resurgir resucitando viejos fantasmas y las dos Españas recuperaron protagonismo. Y llegó la crisis del 2008 y empezamos de nuevo con el espectáculo impresentable del ‘¿qué hay de lo mío?’ y el ‘y tú más’. Y ya no hemos parado. La Pandemia, que debía haber servido de unión en la lucha para superar esta crisis sanitaria, ha puesto de nuevo de manifiesto lo peor y lo mejor de la sociedad española. Un pueblo maravilloso con unos lideres, como mínimo, incompetentes. Ahora necesitamos demostrar estar unidos, hacer unos Presupuestos que Europa se crea, respetar las reglas de juego, dar seguridad jurídica. ¿Serán capaces? Si así no fuera, pondrán de manifiesto que la inteligencia es patrimonio de la sociedad civil y que la estupidez se ha concentrado peligrosamente en un solo colectivo.