Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


Santiago Bernal

07/12/2021

Santiago Bernal ha muerto. Más bien se ha ido en su parte mortal, pero nos deja lo más importante de sí mismo que es lo que abarcaba con su mirada. Santiago Bernal era fotógrafo de vocación porque su persona estaba constituida por una manera de mirar que, en definitiva, era poseer una visión del mundo, una manera de desentrañarlo y ofrecérnoslo a nosotros. Por eso su muerte -que sucedió el pasado 4 de agosto a sus 94 años- nos provoca tanto tristeza como gratitud.
Santiago Bernal Gutiérrez, segoviano, relojero y fotógrafo, vivió en Guadalajara y destacó en este último oficio, tanto como creador como por su sentido social de unir a los profesionales de este arte, creando entre otras la Agrupación Fotográfica de Guadalajara de la que fue presidente perpetuo.
Las fotografías de Santiago tenían un contenido, entre ellas formaban una narrativa donde aparecían las criaturas en un tiempo y un paisaje concretos. Trabajaba en caliente y con la honradez de no despreciar lo pobre, lo feo y lo perdido. La obra ofrece un final abierto, por la sugerencia de que tras esa puerta entornado, ese campo sembrado y esa niña pasmada, habrá una confidencia a media voz, una cosecha de trigo y un noviazgo.
La generosidad de Santiago le convertía en un maestro y sus creaciones eran sustanciosas y transitivas. No había trucos ni técnicas, sino que se ofrecían como panes sacados del horno de los pueblos.                      
Tengo la impresión de que existía una retroalimentación por la que él mismo se llenó de la naturalidad y sencillez de sus criaturas. Empezando por su humildad. Cuando en primavera se montó en el Buero Vallejo una exposición de mis fotografías con el título de 'El retratista ambulante', tuvo la caridad de enviarme -a mí, a un debutante- una carta de reconocimiento.
En esa carta, escrita cuatro meses antes de morir y encabezada con el cordial 'Mi queridísimo amigo Paco' recordaba a sus amigos, a los buenos tiempos, a su amistad con Cela y otros a quienes nombraba.
Decía Pessoa con desenfado que morirse es que dejan de verte, pero Santiago goza de la inmortalidad de seguir dejándose ver a través de su obra. Y con estas palabras daba fe final de cuanto aquí se dice: «Siempre queda el recuerdo, amigo García Marquina. Un fuerte abrazo».
Santiago sabía y Santiago vivía la nobleza de la fotografía que es el doble registro del recuerdo de lo que fue y el acta de lo que ya no existe. En resumen, siguiendo las ideas de Susan Sontag, es la muestra del cambio, una visión del río en cuyas mismas aguas nadie se baña dos veces. El fotógrafo es el testigo del Panta rei, de que todo fluye, pero salvándolo del olvido. En esa última carta que vengo recordando, el mago de la luz y la sombra dice con una fe llena de firmeza: «Santiago Bernal presente está, junto a los amigos» que yo acompañaría con una de sus fotos, siempre más esclarecedora que un discurso.

ARCHIVADO EN: Arte, Guadalajara