Editorial

Sánchez tiene al alcance la investidura

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Casi tres meses después de que se celebrasen en España las elecciones generales, la maquinaria para tener Ejecutivo comenzó ayer, por fin, a funcionar. El debate de investidura del candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, arrancó con la misma incertidumbre de las últimas semanas. No parece probable que el líder del PSOE consiga hoy su objetivo, en la primera votación, y lo que está por ver es si logrará superar el escollo del próximo jueves, donde solo necesita un voto más de apoyo que de rechazos.

Sánchez, con un talante dialogante, quiso tender ayer la mano a todos aquellos que la han rechazado en los últimos meses, reclamando responsabilidad y sentido de Estado, pero el socialista se encuentra en la encrucijada. Está claro que PP y Ciudadanos, pese a los constantes ofrecimientos, no van a cambiar de postura y, una vez más, todas las miradas se centran en la formación que lidera Pablo Iglesias que, con su respaldo, facilitaría una investidura y evitaría el hastío de tener que volver a acudir a las urnas si es que el candidato del PSOE, como dejó patente la pasada semana, cumple su amenaza y no se vuelve a presentar.

La negociación entre PSOE y Podemos continúa llena de desencuentros. Aunque el pacto para lograr un Gobierno de coalición o cooperación parecía en principio sencillo, la situación se ha ido complicando hasta tal punto que los socialistas han dejado claro que la única línea roja era la de que Pablo Iglesias entrase en el Ejecutivo; una petición que se antojaba vital y que respaldó el 70 por ciento de las bases del partido morado. Sin embargo, cuando el tacticismo parecía anteponerse al interés general, el líder de Podemos anunciaba la tarde del viernes que renunciaba a formar parte del Gobierno, lo que allanaba teóricamente la investidura, aunque a estas alturas el acuerdo entre ambos partidos sigue encallado, ya que Podemos acusa a los socialistas de pedir su voto a cambio de responsabilidades simbólicas en el Gobierno.

Con este panorama, es casi imposible que la votación de mañana sirva para tener presidente y en la de este jueves es seguro que 149 diputados -PP, Ciudadanos y Vox- dirán no a la investidura de Sánchez, a los que habría que sumar los dos de Coalición Canaria si no hay un cambio de última hora. Las matemáticas no engañan y, si el PSOE cede y Podemos decide apoyar al líder del PSOE, al socialista le valdría con los apoyos de Compromís, los nacionalistas vascos y el escaño del Partido Regionalista Cántabro, dejando casi en anecdótico lo que que decidan hacer ERC y JxCat. Con esta suma, el que hasta ahora ha sido presidente en funciones sacaría adelante la investidura. Pese a que muchos veían complicado que Sánchez lograse la Presidencia parece que tiene la sartén por el mango. Habrá que ver si lo consigue y, sobre todo analizar, de qué manera.