Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


En la Puerta del Sol

29/12/2021

Un año más, con la cadencia cíclica de los ritos entrañados en la conciencia colectiva, nos disponemos a cerrar las puertas al que termina, abriendo, llenos de anhelos y esperanzas, las del nuevo. Nos convertimos todos en ese Jano bifronte que evoca el pasado y mira al futuro, haciendo el balance de lo bueno y malo, rememorando las luces y las sombras que, en la pesa de cada uno, tendrán un valor distinto. Quizá no ha sido el fin de año que soñábamos. La pandemia, que se resiste a abandonarnos, ha dado un nuevo zarpazo, arrastrándonos con una nueva ola que, más allá de sus efectos reales, se ha transformado para muchos en un tsunami de pavor, en virtud de la nefasta e incompetente actuación de una clase política mediocre e ineficaz, y de unos medios de comunicación entregados a un alarmismo que se desdice con la realidad, vista en su totalidad y complejidad. Algún día habrá que reflexionar sobre el daño que han hecho en nuestra sociedad. Cuando empezamos, por fin, a preocuparnos por la salud mental, deberíamos analizar las consecuencias sobre esta de los anuncios apocalípticos y catastrofistas de los opinólogos todólogos.
Pero, más allá de esta situación concreta, en la noche del 31 nos aferraremos, quizá en medio del dolor por la evocación de los ausentes, o de la alegría por el nacimiento de una nueva vida en la familia, o desde el sano realismo que ahuyenta el paralizador pesimismo y el inconsciente optimismo, a la esperanza de que el año que comienza sea mejor. Repetiremos ese viejo rito –bueno, no tan viejo, data, según parece, de 1895, una fruslería histórica- de comer las doce uvas mientras escuchamos las campanadas de la Puerta del Sol, tratando de no atragantarnos ni equivocarnos, tal vez acompasando su ingesta con algún deseo o incluso con alguna reflexión, como las ácidas e irónicas que realizó Wenceslao Fernández Flores en un divertido escrito que recoge Francisco José Gómez en un delicioso libro, El día de Reyes. Cuentos de Navidad, recopilación de relatos y poesías de nuestros clásicos sobre este tiempo navideño, que les recomiendo. La duodécima campanada culminará en el desbordamiento de abrazos, besos, brindis y llamadas a los seres queridos que no nos han podido acompañar. Las redes sociales explotarán en una vorágine de fotos, memes, vídeos; los móviles arderán saturados por los 'guasap' que nos felicitarán desde la originalidad, el tópico o, los más pragmáticos, desde el reenvío. Unos fiarán el cumplimiento de los deseos a algún fetiche más o menos promovido por el consumismo voraz que nos engulle y otros daremos gracias a Dios y nos encomendaremos a Santa María, Madre de Dios, cuya fiesta litúrgica más importante, la del 1 de enero, pasa desapercibida en medio de la resaca de la primera mañana del año, la mejor para pasear en soledad.
Con mis mejores deseos, ¡feliz año nuevo!