Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


El enigma del mazapán (y II)

05/01/2021

Escribía la semana pasada del gran problema que supone para gastrónomos y aficionados a investigar el origen de algunas costumbres culinarias españolas, el origen del mazapán para no ir más lejos, un dulce especialmente famoso por la realización que de él se hace en Toledo y naturalmente no llegué a ninguna conclusión  aunque sí expresé que hay algunas cosas sobre el asunto que me parecen claras,  por ejemplo creo que es definitivamente un leyenda que el mazapán fuera el producto de un invento de ciertas monjas en una momento de cerco a la ciudad y aunque el origen oriental del mazapán me parece indiscutible, entre árabes y judíos me inclino por los hebreos que vivían en Toledo y es una idea que me viene de cuando era bastante joven. En el colegio, en mi libro de lecturas aparecía un párrafo de un escritor y me tienen que perdonar porque no recuerdo su nombre y por eso es mejor que no escriba ninguno, lo cierto es que en ese párrafo de mi libro escolar el autor contaba que visitó  una comunidad de judíos sefarditas y allí le invitaron a probar un dulce que hacían desde hacía siglos y que el escritor rápidamente identificó como mazapán y así lo contaba; este recuerdo escolar no es evidentemente ninguna razón de peso que demuestre el origen indiscutible del mazapán pero para mí es suficientemente afectivo para convencerme. Lo que quiero escribir es que esta prórroga del asunto del origen del mazapán es debida a que la pasada semana no aclaré cual es mi opinión sobre el caso es lo que como buen pagador me dispongo a hacer ahora mismo para que no se me acuse de no mojarme en según qué asuntos como diría un catalán.
Ya escribí que ingredientes como el azúcar, las almendras, los huevos etc. están presentes de forma recurrente en las cocinas tanto árabe como judía y que al juntarse por siglos en España se produjo una inevitable mezcla de ambas con la cocina tradicional que ya existía antes de su llegada a nuestro país, de manera que existen platos y recetas que es casi imposible atribuir a unos o a otros como es el caso del mazapán. Sin embargo a estas alturas resulta indiscutible que tanto árabes como judíos y moriscos, mozárabes etc. han tenido un papel básico en el recetario de la cocina tradicional española.
Existe una anécdota que cuenta otra gran aficionada a los fogones como fue la estupenda escritora Emilia Pardo Bazán,  condesa de Pardo Bazán, que contaba divertida que en Toledo fue en el único lugar en el que  le ofrecieron  un mismo animal para segundo plato y para postre, se trataba claro, de la anguila que tomó guisada de segundo plato y luego anguila de mazapán que comió de postre. No voy a entrar ahora en la pequeña o no tan pequeña desgracia que para lugares como Toledo o Talavera  ha supuesto la pérdida de la anguila presente desde muchos años atrás en las recetas de sus menús más característicos.
Desde luego no se puede decir que Emilia Pardo Bazán, la autora de la anécdota de la anguila, fuera una mujer de su tiempo, sino muy adelantada en casi todos los aspectos tanto sociales como filosóficos así como inquieta por el papel de las mujeres.