Miguel Trinidad

Mano a Mano

Miguel Trinidad


Profesionalidad, inteligencia y confianza

19/11/2021

Momento crítico para un CD Toledo que lleva tocando fondo varias semanas. A pesar de la mejoría en varias facetas, el equipo sigue sin afinar la puntería y mostrando sus carencias en defensa.
Llega uno de esos momentos en los que no queda otra que gritar, levantarse y utilizar todas las armas disponibles para sacar los partidos. La afición está respondiendo como antaño y el cuerpo técnico está poniendo todo de su mano. Ahora les toca el turno a los profesionales que están sobre el campo, a los jugadores. Porque ser jugador de fútbol no es solo estar entrenando durante la semana y jugar los domingos 90 minutos. Hay que hacer más, no solo cuidarse físicamente. Toca reflexionar, adquirir confianza y estudiar.
Como siempre dice el maestro Kiko Vilches, la función de un entrenador es resolver la mayoría de incertidumbres que se puede encontrar un jugador en el siguiente partido, pero ahí no debe quedar todo. Un profesional debe conocer perfectamente dónde debe colocarse en cada momento del campo, en función de un sistema u otro de juego, y según esté el balón en una zona del campo u otra. No puede confundirse en dónde colocarse en una jugada de estrategia. Todo eso va dentro del sueldo y, si se tienen dudas, no debe tener prejuicio en preguntar. Durante la semana tiene tiempo de sobra de ver partidos de los rivales y de conocer un poco más las debilidades de su par. Hay cientos de páginas con datos de jugadores, aunque sean de Segunda RFEF.
Dentro de un mismo encuentro debe darse cuenta de todo lo que rodea al rival, por dónde explotarle mejor y si está en el banquillo puede ver todo desde una posición privilegiada para actuar en consecuencia cuando salga a jugar. No vale solo con escuchar las dos frases que le diga el míster en quince segundos. No hace falta ser un Premio Nobel para hacer todo esto, tan sólo futbolista profesional y en esta categoría se es. No se cobra como un jugador de Primera o Segunda División, pero el sueldo medio está por encima de cualquier trabajador. Esa inteligencia necesaria se debe trabajar.
En esta situación, ya no se tiene nada que perder, solo se puede ir a mejor, y para ello hace falta jugadores inteligentes y con confianza. La primera es trabajable y, si se hace bien, la segunda llegará como consecuencia. La pelota está en su tejado.