Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Programa

04/11/2019

 

Julio Anguita insistía en que los acuerdos se debían basar en el Programa con que cada Partido se presentaba a las elecciones. Su lema era “Programa, programa y programa” y hay que reconocer que mucha razón tenia. El Programa de cada Partido es como su contrato con los electores. A que se compromete y como piensa cumplirlo. Ya sabemos que muchas son las promesas incumplidas. Tierno Galván lo dijo con total desvergüenza “los programas electorales se hacen para no cumplirlos”. Si analizamos las intervenciones de los líderes en anteriores convocatorias electorales, poca pedagogía hacen de sus Programas. Y si hemos de ser sinceros, ¿Cuánto sabemos de los Programas de los Partidos? Deberíamos exigir como electores, una cierta seriedad en la elaboración y explicación de los Programas. Que participaran los afiliados, los simpatizantes y la sociedad en su conjunto. Que nos expliquen sobre que principios y valores se sustenta. Que nos digan cuál es su diagnóstico de la situación actual, que propuestas hacen, valorando su efecto así como el coste de su puesta en marcha, el impacto no sólo económico, sino social y en todos los aspectos. Y poder contar con un sistema de seguimiento para ver el grado de cumplimiento alcanzado. Dado que las redes permiten acceder a casi todo, he procurado ojear los Programas de los cinco partidos de ámbito nacional. Alguno es un verdadero ladrillo con poca estructura, casi todos son una colección de propuestas y medidas con escasa o nula argumentación de la situación de partida y de las posibilidades de su puesta en marcha con el coste que pueda suponer. 

En fin, que más que un proceso racional de reflexión sobre cómo estamos y que debemos hacer para alcanzar un modelo de sociedad, parece que se nos invita a hacer un acto de fe en las maravillas que podremos alcanzar si votamos a unos más que a otros. 

Creo que la conclusión es que nos sueltan los programas en el convencimiento de que no los vamos a leer y que nuestro voto se decidirá, no por reflexión si no por simpatías o antipatías más o menos primarias. Hagan la prueba, al menos sabemos que la lectura es gratis.