Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Infoxicados en la infodemia

17/05/2020

Los compañeros de ‘Maldita.es’, medio dedicado a la verificación de noticias, han cuantificado en más de quinientas las desinformaciones, alarmas falsas o mentiras que, de momento, circulan por ahí relacionadas con el Covid-19. Las hay de todo tipo, desde el supuesto doctor que culpabiliza al 5G de la pandemia por haber propiciado un salto cuántico en la electrificación de la Tierra, hasta las que alientan la comercialización de ciertos complementos alimenticios como preventivos contra el coronavirus. Su difusión es un daño colateral en esta dramática encrucijada y cuando se escriba esta historia no deberá olvidarse esta ‘infodemia’ de bulos.
Las falsedades intencionadas, que siempre han estado presentes en la historia, son consustanciales a la psicología humana. Tiempos de incertidumbres, como los que ahora vivimos, son propicios para que cuantos desalmados se empeñan en su elaboración y difusión pretendan confundirnos, sembrar dudas, conseguir beneficios inmerecidos, fomentar alarma social, adquirir notoriedad personal o desprestigiar a adversarios políticos, profesionales o empresariales.
Para que estos embustes logren el efecto deseado, se precisan personas predispuestas a creerlos y tomarlos por certezas. Ante la inseguridad que atravesamos, se buscan respuestas a las dudas que nos acechan. No siempre es fácil aceptar la dura e incómoda realidad que, a veces, conlleva la verdad. Nada mejor, entonces, que dejarse arrullar por aquello que quisiéramos oír y retroalimentar espejismos ficticios que nos apartan de lo verídico.
Hace tiempo se acuñó el término ‘infoxicación’ para definir la incapacidad de procesar y analizar adecuadamente el elevado flujo de información que recibimos. El desarrollo de las tecnologías digitales y la generalización de su uso han contribuido a que el tradicional esquema comunicativo (emisor-mensaje-receptor) cambie y hoy todos podemos interactuar en ambos sentidos. Esta modificación, que favorece una mayor democratización en la transmisión de ideas, conocimientos y de la libertad de expresión, no ampara conspirar para infectar nuestra convivencia con alevosas mentiras. Reflexionar para comprender cuanto nos acontece, alejándonos de visceralidades emocionales, es una de las capacidades que como humanos disfrutamos para superar la dura prueba a que estamos sometidos.