Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Prohibir por vivir

11/11/2020

Hasta prohíben hablar en el metro, pero donde vamos a ir a parar. Nos prohibieron salir a la calle. Cuando pudimos salir, nos prohibieron ir en familia. Cuando pudimos trabajar, nos prohibieron tener contacto con nuestros compañeros. Cuando pudimos viajar, nos prohibieron las piscinas y la playa. Nos prohíben ir a trabajar, abrir nuestros negocios, conseguir ganar algo de dinero, pero nos suben los impuestos y además se suben el sueldo ¿Qué nos queda? No nos queda ni la pena de tomar un café en el bar del barrio, ni tan siquiera una caña en su terraza.
Vale que la pandemia nos ha pillado con el pie cambiado. Que ha tocado el peor gobierno en el momento más sensible del siglo XXI. Que el desapego social nos permite callar ante todo tipo de tropelías que nos están haciendo y que la culpa, seguro, la tienen otros. Pero, ¿se puede hacer algo ante el rodillo absolutista de los gobiernos actuales?
Está visto que la sensación generalizada de desamparo, abandono y malos augurios son un mal de muchos y desconsuelo para todos. Pero solo tenemos una cosa que no nos van a poder prohibir: el coraje. Ese que nos permite abrir un libro de historia y vemos lo que fuimos capaces de hacer. Ese coraje que nos ha hecho ser como somos. Ese que nos permite mirar a Francia y alrededores, o a Inglaterra o a todo el continente americano y pensar que, allí, los españoles están para echar una mano.
Llegarán tiempos mejores y seremos tan grandes como la historia que nos contempla. Seremos tan grandes como para levantarnos de este duro golpe y ayudaremos y echaremos una mano allá donde nos necesiten. Pero sobre todo, con coraje y valor, para echarnos de frente a más de uno y acallar sus soflamas demagógicas y argumentos manidos e inservibles.
Ya no estamos para discursos vacíos, queremos soluciones para un problema del que aún no conocemos las verdaderas consecuencias en el medio plazo. Nos costará salir y muchos lo pasaremos de peor manera que los que se dicen servidores públicos.
Ellos disfrutan de su revancha en estos tristes momentos, para eso nacieron y en ello soñaban durante décadas de marginación, esto es lo que querían, una etapa de prohibir por vivir.