Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


Alfonso X

24/11/2021

Toledo es cuna de muchos hombres y mujeres ilustres, la mayoría bastante olvidados. Sin embargo, siempre ha mantenido, con orgullo, el recuerdo de uno de sus hijos más preclaros, de quien celebramos ahora el octavo centenario de su nacimiento, el rey Alfonso X de Castilla, una de las figuras más importantes, no sólo de su tiempo, sino de toda la Historia de España, de cuyo estudio sería gran impulsor.
En un tiempo en el que los soberanos eran conocidos por apelativos guerreros, como 'el Fuerte', 'el Bravo' o 'el Conquistador', es hondamente significativo que nuestro paisano sea denominado 'el Sabio', señalando uno de sus principales rasgos, el amor profundo, apasionado, por el saber, por la cultura, por la producción científica. Una dimensión que, en muchas ocasiones, siendo siempre alabada, se ha contrapuesto a una actuación política que ha sido en gran medida descalificada, no haciendo justicia a la verdadera labor del rey.
Esta doble percepción, en gran manera heredada de la justificación que el vencedor de la guerra civil desatada al final de su reinado, su hijo Sancho IV, hubo de hacer para legitimar su corona frente a quienes debían, en el deseo de Alfonso, ser los herederos, los infantes de La Cerda, está siendo, gracias a las últimas investigaciones, superada, destacando, más allá del fracaso del monarca en su aspiración a la corona imperial, sus actuaciones en Castilla, tanto a nivel político como militar. El centenario puede ser una estupenda ocasión para seguir profundizando en esta recuperación de la figura del rey, más allá de la tradicional, que venía avalada por la autoridad de Juan de Mariana.
Recordar las figuras del pasado no puede ser un ejercicio estéril de nostalgia. El centenario, más allá de los diferentes eventos programados, es una oportunidad magnífica para preguntarnos acerca del valor de la cultura, de la ciencia, de la investigación en nuestra sociedad, de un modo particular de su impulso y desarrollo en nuestra ciudad. Hemos de plantear seriamente cómo se transmite ese rico acervo recibido a las nuevas generaciones –no, desde luego, con una nefasta legislación educativa que, bajando los niveles, va a condenar a la precariedad laboral a los hijos de las familias con menor nivel económico-, especialmente el amor a nuestra historia, que explica y da sentido a lo que somos. Las Humanidades, potenciadas por el rey, hoy tan maltratadas, y que son la mejor y mayor garantía para una ciudadanía libre, tolerante, comprometida, necesitan ser recuperadas y valoradas. Alfonso X cultivó las matemáticas, la astronomía, la historia, la poesía, sin marcar esa dicotomía tan nefasta entre ciencias y letras, pues ambas son necesarias al ser humano para lograr un desarrollo integral.
Bajo el rey Sabio prosiguieron las obras de la catedral primada, iniciadas por su padre, san Fernando III. El centenario del monarca debería servir de prólogo y arranque de la preparación del de la Dives Toletana que celebraremos en 2026.