«Toledo es una ciudad que sale ganando siempre»

Jaime Galán
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El actor Adolfo Fernández, presente en la ciudad por el estreno de 'Los nadadores de aguas abiertas', cree que en Toledo se ha cometido «algún terrorismo arquitectónico», pero defiende que la paisajística de la ciudad puede con ello

Adolfo Fernández vuelve al Teatro Municipal de Rojas. - Foto: David Pérez

La llegada al Teatro Municipal de Rojas de 'Los nadadores de aguas abiertas' ha permitido que Adolfo Fernández vuelva a vivir un estreno en nuestra ciudad. Amante confeso de Toledo, el actor cuenta con una larga trayectoria en el teatro y en el cine español. En una entrevista en exclusiva a La Tribuna, repasa su vida profesional, la actualidad del sector cinematógrafico o su perfil más personal. Adolfo Fernández ha participado en series como 'Policías, en el corazón de la calle', o 'Secretos de Estado', y ha trabajado con multitud de directores y diversos escenarios. 'Los nadadores de aguas abiertas' se podrá ver hoy y mañana en el Rojas a partir de las 20:00 horas.

¿Qué dirías al espectador para atraerle a ver 'Los nadadores de aguas abiertas'?

Al espectador le diría que viene a ver una función muy divertida que provoca reflexiones sobre la vida. Uno de los personajes es un hombre llamado Nilo que ha arrastrado una serie de fracasos en su vida. Entonces, se hace las preguntas que nos hacemos todos: «¿qué he hecho mal?» . Es ahí donde Nilo recuerda que su primera mala experiencia fue cuando no aprendió a nadar. Entonces, él decide hablar con un nadador profesional para ver si superando esa frustración todo lo demás se va recomponiendo. Es un punto de partida muy mágico que va a hacer que todos nos identifiquemos rápido con ese personaje.

Además, el personaje de Walrus, el nadador, también ha tenido una historia muy trágica. Perder a su descendencia. Eso hace que surja una amistad inquebrantable con Nilo y una historia solidaria y generosa. Hay muchas situaciones cómicas.

¿La obra trata de decirnos que hay que tomarse con humor los fracasos?

La naturaleza está muy por encima de nosotros, la realidad nos supera. Ningún ucraniano ha deseado que le invadan y ningún turco o sirio ha deseado que le caiga encima un terremoto. Esas causas les van a acarrear una serie de desgracias, pero van a tener que seguir con sus vidas. No se trata de aleccionar sobre ello, el espectáculo no tiene fines pedagógicos, simplemente muestra la naturaleza de unos personajes que han vivido circunstancias terribles y han tirado hacia adelante con sus propias herramientas. Lo que sí subrayamos es el valor de la amistad, el apoyarse en gente buena, no confundir con gente de bien como ha dicho ese señor de la política. 

Es una adaptación de la obra de Adam Martín Skilton, no muy conocida, y que vuestro propio director reconoce que tiene dificultad para su representación. ¿Cómo te convenció él para ser partícipe?

El director Fernando Bernués y yo nos teníamos ya muchas ganas. Toda nuestra primera trayectoria teatral fue en Euskadi, yo ya trabajé en su compañía hace muchos años y teníamos ganas de trabajar juntos. Sorprendentemente, un día se presentó en la oficina con un texto que leímos y que nos cautivó a todos.

Las primeras sensaciones eran abstractas. Uno de los elementos fundamentales de la obra es el mar, porque todo circula alrededor de él. Entonces, ¿cómo se representa en el escenario? Puedo asegurar que el espectador va a respirar y va a ver el mar. También va a ayudar mucho la música de Fernando Velázquez, ganador de Goyas y que pone bandas sonoras en Hollywood, junto con la Orquesta Sinfónica de Asturias, que pondrán la sensibilidad. Esa era la dificultad de representar una obra que no se había llevado al escenario nunca. Sentíamos un gran respeto por la puesta en escena, pero nosotros mismos estamos fascinados con el resultado. Es la magia del teatro. Cuando la gente va al cine sabe a lo que va.

¿Qué transmite Toledo de diferente a un hombre que ha nacido en Sevilla, se ha criado en el País Vasco y vive en Madrid?

Toledo es una concentración de cultura en pocos metros cuadrados. Tiene una riqueza arquitectónica o pictórica tan impresionante por metro cuadrado que no tienen todas las ciudades. Luego el río que la circunda, las murallas...paisajísticamente es algo impresionante. La prueba de ello es la lista de poetas que desde la Edad Media han escrito de Toledo por alguna razón. Es cierto que se ha cometido algún terrorismo arquitectónico, pero en general es una ciudad que siempre sale ganando.

De hecho, viene a vernos al estreno gente de muy lejos. Yo sé que, aparte de que tengan ganas de vernos, vienen porque es Toledo.  Siempre lo relacionaré con mis estrenos, porque no es el primero que hago aquí.

¿Cine o teatro?

En el teatro al fin y al cabo soy productor, tengo una compañía, y tengo esa capacidad para elegir. Digamos que es como un hijo mío. En el cine soy un 'mandao', eres un contratado que va allí a hacer un personaje. Me apasionan los dos medios, pero en el teatro mi responsabilidad es mayor. 

Sin embargo, lo que más popularidad te ha dado son las series, ¿no crees?

Sí, pero la popularidad es efímera. Es hasta incómoda. Yo he tenido etapas de ser muy popular y afortunadamente ahora no lo soy tanto. Cuando sí lo era, me resultaba difícil salir a la calle. A un actor folclórico igual sí le aporta, pero a un actor que le guste su oficio y trabaje como un obrero del arte la popularidad es un peso que lleva encima. Lo de las alfombras rojas no suelo practicarlo salvo que no me quede más remedio. 

¿Se valora ahora mejor las producciones españolas que hace unos años?

Yo creo que ha cambiado el ciudadano. Está mejorando su cultura cinematográfica. Llevamos ya muchos años con un cine fantástico en este país. Los buenos productos de este año han salido porque no pudieron hacerlo en los dos últimos años. Se ha concentrado todo con un material exquisito y con un contenido social muy poderoso.

Es interesante que en estos tiempos que corren, en el que las eléctricas y los bancos se lo están llevando todo, haya un cine reivindicativo. Pero como todo, no somos nada sin el público. Necesitamos un público que se renueve y deje de ver patochadas americanas, de esas que ya es triste que te diviertan con tantos tópicos imperialistas. Me parece mucho más divertido que la típica película en la que se dan de hostias. 

El sector del cine se ha renovado con las plataformas digitales ¿ves exceso de contenido?

Yo tengo claro que el consumidor para elegir debe tener referentes. A mi me pasa con la literatura, si hay libros aconsejados por Benjamín Prado o Manuel Jabois me dejo guiar por ellos, porque siempre son una avanzadilla. Y con las plataformas digitales ocurre lo mismo. Aparte que no me puedo quejar de ellas porque nos dan mucho trabajo a los actores.

¿Llegará el día en el que el teatro también se consuma desde el sofá de casa?

Jamás.La gente que dice que no le gusta es porque no ha ido. Cuando le salpique el sudor del actor que está sobre el escenario, cuando le haga temblar, reír o llorar como conseguimos aquí, entonces dirá «¡qué experiencia!».

¿Qué es lo que más desea hacer ahora Adolfo Fernández profesionalmente? 

Yo quiero seguir haciendo un teatro independiente, que hable de la realidad y que haga que el espectador cuando acuda viva momentos únicos. 

Algo como lo de la obra que representamos hoy. El autor Adam Martín Skilton no podía ni imaginarse que nosotros íbamos a llevar esto al teatro. Él hizo su novela y estaba en las librerías. De repente llegan unos chalados y le llevamos hasta aquí. Eso es lo que quiero y a lo que aspiro.