Estar. Simplemente estar

María López Pérez
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Oriente está presente en las colecciones del Museo del Ejército. Hoy nos detenemos en una de sus vitrinas, la que alberga una delicada pieza de loza esmaltada. Una figura femenina anónima que nos invita a imaginar a través de su mera contemplación

Estar. Simplemente estar

La pieza que hoy proponemos sorprende por su quietud. Vemos a una joven sentada en actitud tranquila y elegante. Su gesto es cuidado, parece estar posando para ser pintada. Las amplias mangas del kimono no dejan ver sus manos, pero se esperan delicadas, como su rostro. La paleta cromática dialoga con su quietud, seleccionando tonos plácidos y serenos, especialmente centrados en la decoración del kimono, recorrido por motivos florales esquemáticos y rematado por lineas doradas que nos hablan de un considerable estatus en el vestir de la joven. El peinado, suelto y sin adornos, aporta sencillez a la figura, contrastando con la riqueza de la túnica y equilibrando hacia el naturalismo el resultado final. Ella, dirige la mirada hacia un punto indeterminado, una actitud que nos invita a imaginar. El gesto de la joven despierta el interés. el misterio se acentúa por su ambigüedad, realzada por la redondez  y el tono blanquecino del rostro y los dos puntos de maquillaje oscuro que marcan la frente. Estos detalles nos recuerdan a las cuidadas máscaras tradicionales del teatro clásico japonés, mascaras que cubren las facciones marcando una expresión lineal y que en esta pieza invita a una reflexión acerca del sentimiento de la belleza hacia lo desconocido. Su actitud es despreocupada. Parece estar, simplemente estar. Podría estar mirando la floración de los cerezos o el vuelo de una mariposa. Podría estar intimando con su mirada la mirada de otro que se acerca, o simplemente protegiéndose de la brisa con la amplia manga del kimono. Podemos imaginar. Quizás en este punto descansa el poder de sugestión de esta figura, en la incertidumbre de lo externo, de lo que la rodea y estimula. Ella es anónima, pero su lujoso kimono nos acerca al ámbito cortesano, las amplías mangas y su juventud nos indican que está soltera. Quizás estos elementos nos hablen también de timidez, algo que podría responder al gesto de intentar cubrir con cautela parte de sus rostro.

Como señalamos esta figura pertenece a la Colección Romero Ortiz, en el «Catálogo de 1888» conservado en el Archivo Histórico del Museo, se incluye en el grupo de «Asia y Oceanía» y se describe como «tapa de vasija […] que representa una dama sentada preservándose del aire con la ancha manga de su túnica». Gracias a la correspondencia conservada conocemos también su procedencia, como regalo del Comandante Manuel Scheinagel, quien la habría adquirido en Singapur junto a otros objetos. En la base de la figura se identifica, a modo de inventario, con una etiqueta que lo cataloga como «objeto nº 100. Porcelana de Satsuma que representa a una dama sentada». Desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, las cerámicas japonesas empiezan a exportarse a Europa, especialmente las moldeadas en los hornos de Jutani y Satsuma. El «estilo Satsuma»,  es reconocible en esta pieza. Sus característicos perfiles decorados en oro y los esmaltes polícromos son evidentes en el acabado. En cuanto a la identificación como "tapa" no nos resulta tan clara, ya que el acabado de su base no parece estar resuelto para encajar con un recipiente, sin embargo, lo fuera o no, la figura cuenta con autonomía propia para ser considerada de manera aislada.

Esta figura es un buen ejemplo de la capacidad sugestiva del Arte. Mediante la lectura de piezas como la que hoy presentamos entendemos la importancia de una cuidada composición, del papel esencial del equilibrio, del gesto y de la aplicación del color. En ocasiones no es necesario complicar una escena, a veces se consigue reunir el interés con elementos más sutiles. Con apenas 13 cm de altura, esta figura femenina es capaz de despertar nuestro interés, nos invita a ser contemplada y a leer el detalle. No extraña que Oriente sedujera al gusto Occidental, contemplando figuras como ésta no extraña que así fuera.