La funeraria más antigua de España está en Toledo: 176 años

Efe
-

La funeraria activa más antigua de España (desde 1846) está en Toledo, sigue gestionada por la misma familia, en su quinta generación, ha atravesado epidemias y pandemias

En la imagen, un anciano visita la tumba de algún ser querido en Toledo. EFE/Ángeles Visdómine

La funeraria activa más antigua de España (desde 1846) está en Toledo, sigue gestionada por la misma familia, en su quinta generación, ha atravesado epidemias y pandemias, y se ha adecuado al paso de los tiempos o se ha adelantado a ellos como sucedió con el crematorio, cuya licencia se cursó incluso un año antes de abrir el Tanatorio M-30 en Madrid.

El tatarabuelo de los hermanos San Román Águila era Julián San Román, quien puso en marcha, con apenas 22 años, un servicio de conducción de cadáveres al que fue primer cementerio municipal de Toledo, que se había inaugurado diez años antes, en 1836.

En aquel momento, los entierros se realizaban desde los domicilios hasta los camposantos, alejado de los centros urbanos, y se portaba el cadáver en andas o en carruajes. El joven Julián vio en esto lo que hoy se llama nicho de mercado.

José María San Román, gerente de la funeraria San Román, creada por su tatarabuelo Julian en 1846. EFE/Ángeles VisdómineJosé María San Román, gerente de la funeraria San Román, creada por su tatarabuelo Julian en 1846. EFE/Ángeles Visdómine

El segundo eslabón fue su hijo Benito y de él pasó a Mariano y luego a José María, padre de los propietarios actuales y "gran impulsor" de la empresa, según defienden sus hijos, además de un emprendedor que también entró en el sector de los seguros y en el transporte sanitario, un servicio completamente nuevo en la provincia de Toledo que continúa en la actualidad (Ambulancias Finisterre).

En una entrevista con Efe, José María San Román Águila, gerente de Funeraria San Román, ha resaltado que en la empresa "la parte moral, la parte de atención, la parte humana" es un 50 por ciento y el negocio es el otro 50 por ciento, y ha asegurado que nunca han dejado de lado lo "prioritario", que es la relación con las personas en un momento tan duro de gestionar como es la muerte.

Su padre les inculcó esa disposición, un hombre que acudió a "todos" los entierros de Toledo: "Y cuando digo a todos, digo a todos, da igual quien fuera. Con 80 años seguía acudiendo todos los días al cementerio. Eso es un valor y si no lo perdemos estoy seguro de que seguiremos todavía mucho tiempo", afirma el empresario.

También han heredado de su padre la frase "hay que convencer, no vencer", porque la persona tiene que estar convencida de lo que hace -por ejemplo, incinerar o enterrar- sin quedar "un rescoldo" de duda, debe "tener la seguridad de que si ha querido incinerar a un ser querido ha sido por convicción".

En este sentido, afirma que aunque "somos iguales" ante la muerte, cada persona tiene unas necesidades distintas en ese momento "y hay que saber adaptarse" a ellas, "dar a cada uno lo que necesita" y, sobre todo, "respetar" lo que piden.

Precisamente, ese afán de adaptarse les ha hecho abrir en lo que va de siglo XXI no solo un nuevo tanatorio en Toledo, inaugurado en 2009, sino otros tantos en un veintena de localidades de la provincia. "En muchos sitios hemos abierto un tanatorio aún sabiendo que las circunstancias no eran las más adecuadas o que no vamos a tener resultado a corto plazo", puntualiza.