Las monedas visigodas seducen a los coleccionistas

A. de Mingo
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La subasta numismática de Jesús Vico, celebrada antes de que la alerta sanitaria obligara a cancelar los eventos del mercado de arte y antigüedades, subraya esta tendencia con piezas como un tremis de la época de Recaredo que alcanzó un valor de

Las monedas visigodas seducen a los coleccionistas

Las últimas subastas numismáticas celebradas antes de que la crisis del coronavirus obligara a cancelar eventos como el Salón Internacional de Numismática, que debía haberse celebrado hace algunos días en Barcelona, permiten destacar el gran interés que las monedas visigodas suscitan entre los coleccionistas. Un ejemplo del que se ha hecho eco recientemente la revista Ars Magazine fue la subasta de Jesús Vico, celebrada el pasado 5 de marzo, donde un tremis acuñado durante el reinado de Recaredo (586-601) en la desconocida ceca de Arofre -probablemente en la provincia de la Gallaecia, cerca de la gran ciudad de Braccara- alcanzó el valor de 24.000 euros, doblando su precio de salida.

No encontró comprador otro tremis del rey Chindasvinto (641-653) cuyo precio inicial era también de 12.000 euros. Sí se vendieron, sin embargo, otro ejemplar de la época de Chindasvinto y Recesvinto (653-672), rematado en 12.500 euros (a partir de una salida de 10.000), y otro par de ejemplares que -según Juan Cayón, en Ars Magazine- «subrayan el auge de nuevo de este campo»: Se trata de un tremis de Égica (687-702) que alcanzó los 9.000 euros (desde los 6.400) y otro de Égica y Witiza (700-710/711) que salía en 3.500 euros y que «fue muy disputado, superando el doble de dicho valor y zanjando la puja en los 7.250 euros».

Estas acuñaciones dobles, características de la época final del Reino Visigodo, explica el catálogo de la subasta del 5 de marzo, son extremadamente raras. Debido a la convulsa realidad política de este periodo, donde los conflictos sucesorios estaban a la orden del día, el rey Chindasvinto estaría buscando mediante este mecanismo legitimar a su hijo Recesvinto como su sucesor. Estas acuñaciones se dieron solo en cuatro cecas del reino: Mérida, Sevilla, Veseo y Toledo. Ambos ejemplos subastados, por lo tanto, constituyen «muy interesantes piezas, de gran rareza y belleza, que nos muestran de forma directa el problema de la sucesión regia en el reino visigodo».