Matisse, un brochazo de alegría

María D. Valderrama (EFE)
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El Centro Pompidou de París conmemora el 150 aniversario del nacimiento del célebre pintor francés con una amplia retrospectiva que lo confirma como todo un maestro del optimismo

Matisse, un brochazo de alegría - Foto: IAN LANGSDON

Los fondos rojos, sus decoradísimas naturalezas muertas y sus desnudos orientalistas no son el secreto de la felicidad de Henri Matisse, pero sí la forma que tomó su investigación pictórica, con la que consiguió a la vez esconder su ansiedad y ensanchar el espacio de sus lienzos. Tal vez por ello, el Centro Pompidou trata de encontrar ahora en París una forma de escapar a los cielos grises y el ambiente decaído que reina este año por culpa de la pandemia con una amplia retrospectiva suya, que abre sus puertas hoy y confirma al célebre pintor francés como un maestro de la alegría, aunque en realidad sus cuadros inmensos no lo eran.

«Todo su arte será el intento de esconder lo que era de verdad un trabajo intenso y laborioso. Con la idea de crear con la mayor economía de medios y simplicidad, acabará por caracterizar su obra con esa felicidad que le es propia y que, en mi opinión, él mismo reivindicaba», explica la comisaria, Aurélie Verdier.

La exposición, que debía haberse inaugurado en mayo pero tuvo que ser pospuesta por el confinamiento, busca también unirse a los festejos por el 150 aniversario del nacimiento del genio (Le Cateau-Cambrésis 1869 - Niza, 1954) mostrando una de las mayores colecciones sobre él.

La danza, La alegría de vivir, Interior con berenjenas, Las tres hermanas, La blusa rumana o La tristeza del rey, pero también sus retratos, autorretratos, dibujos e incluso vidrieras se exhiben en el Pompidou hasta el próximo 22 de febrero.

En total, 230 obras y más de 70 documentos y archivos que recuperan más de cinco décadas de trabajo del artista, desde sus tardíos inicios como pintor en los años 1890 hasta poco antes de morir.

Muchos de esos lienzos y escritos, procedentes de distintos museos de Francia y el extranjero, permanecen normalmente ocultos en los archivos del Pompidou por su extrema fragilidad. Es por tanto una exhibición única para los admiradores del pintor.

«El visitante descubrirá toda la dimensión, las técnicas adoptadas por Matisse, por supuesto la pintura pero también el dibujo, capital para él, la escultura, menos conocida, y los grandes collage recortados que fueron para este gran creador la forma de unir dibujo y color, dibujo y pintura», señala Verdier.

 

Relato a pinceladas

Matisse, comme un roman (Matisse, como una novela, en español) es una muestra narrada desde una perspectiva literaria en un homenaje también al libro ilustrado que el poeta francés Louis Aragon le dedicó en 1971: Henri Matisse, roman.

Cada sala del montaje descubre una fase de la obra del francés, desde la pluma de críticos y escritores como Georges Duthuit, Dominique Fourcade, Clement Greenberg, Charles Lewis Hind o el propio pintor que, según Verdier, era capaz de explicar su obra como nadie.

«Abordar la exposición desde esta dimensión me ha permitido estudiar los enlaces entre las distintas escrituras de Matisse: la plástica y la de las palabras, como hizo él en el libro Jazz, que articula texto e imagen y habla muy bien de quién es», añade la comisaria.

Asociado al fauvismo en un primer momento, el artista destacó también, además de por sus piezas, como un libre pensador durante toda su vida y nunca dejó de buscar nuevas formas de expresión, como muestran las vidrieras a partir de papeles recortados que fabricó en sus últimos años para la capilla del Rosario de Vence.

Después de una operación grave en 1941, que lo dejó al borde de la muerte, su situación física no le permitía pintar con tanta soltura. En ese momento, las tijeras se convirtieron en el pincel con el que dibujaría la última etapa de su carrera.

Los bocetos a escala construidos para esa capilla del sureste francés, expuestos también ahora en el Pompidou, se convierten de este modo en el reflejo más claro del empeño de tod una vida: encontrar en el color la vitalidad para las horas más difíciles de la existencia humana.