Con división de opiniones en la calle y cierta confusión en los centros educativos arrancó ayer la entrada en vigor del decreto que suprime la obligatoriedad de usar la mascarilla en la calle. La curva descendente que está marcando la sexta ola concitó este lunes el acuerdo de Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas, materializado en la aprobación por el Consejo de Ministros de la nueva normativa. El uso de la mascarilla se recuperó en exteriores el pasado 23 de diciembre ante la explosión de contagios del Covid-19 cuando empezaba a extenderse la variante Ómicron.

A pesar del cambio normativo, la mascarilla seguí ayer muy presente en las calles de Talavera donde los portadores se imponían a quienes se habían adaptado a la supresión de la restricción, vigente salvo cuando se produzcan aglomeraciones o se acuda a eventos masivos. No es la primera vez que la medida de supresión requiere de un tiempo para que la población se adapte, como ya ocurrió cuando dejó de ser obligatoria en junio de 2021.

Pero ha sido en los colegios donde las novedades en torno al uso de la mascarilla han creado más confusión. El decreto del Gobierno también dictaminaba que dejaba de ser obligado la utilización de mascarilla durante el tiempo de recreo de los escolares, ya que se desarrolla en exteriores. No obstante, algunos centros educativos advirtieron durante la jornada del miércoles a los padres de que mantendrían la obligatoriedad, por considerarla conveniente. El aviso duró poco tiempo en vigor, ya que los centros recibieron comunicación de la Consejería de Educación aclarando que la discrecionalidad de uso de la mascarilla era extensiva a los centros educativos, en los que también dejaba de ser obligatoria. Desde los centros se volvía a emitir una segunda comunicación a los padres para explicarle la aclaración de la Consejería sobre la desaparición de la obligación del uso de mascarilla en espacios exteriores con carácter general, incluidos los recreos escolares y que, por lo tanto, desde ayer mismo se podía dejar de utilizar.

Mientras tanto, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas, denunciaba ayer el desconcierto que se ha creado en los centros educativos y pide clarificar la situación. «La confusión se atestigua por las quejas y consultas recibidas desde los centros docentes», asegura el sindicato que exige que las mascarillas sigan siendo obligatorias «en todo el entorno escolar» y que «no descarguen una vez más la responsabilidad en el profesorado».

CSIF indica que en el contexto de los patios de los centros educativos «resulta muy difícil mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros» y considera que eso «supone un riesgo para la salud tanto de los estudiantes como de los docentes que están a su cargo». Opinan que con ello el profesorado se verá «sobrecargado de trabajo al intentar que se guardaran estas distancias, una vez retirado el uso obligatorio de la mascarilla».

«CSIF en todo momento ha priorizado la seguridad de la comunidad educativa y ve con preocupación una nueva normativa que crea incertidumbre sobre el uso o no de las mascarillas en los patios, máxime cuando la vacunación de los menores de doce años no va con toda la celeridad que sería necesaria», añaden.