Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


El cuartel, al Polígono

16/03/2023

Los últimos altercados ocurridos en el Polígono, con un muerto, nueve policías heridos y la intervención de los antidisturbios para evitar males mayores,  ha vuelto a poner de manifiesto la inseguridad que se vive en el barrio más poblado de Toledo. Los vecinos se muestran inquietos y hay puntos negros en los que la convivencia se ha convertido en un reto cotidiano difícil de asumir para gentes tranquilas, sanas y buenas, como lo son la mayoría de los habitantes de un barrio con una acusada conciencia social.
Cierto es que la inseguridad y el vandalismo se han trasladado también a otras zonas de Toledo, como el propio Casco Histórico, Santa Bárbara, Santa Teresa o Palomarejos, abandonado a su suerte, con un parque en el que se consumen drogas, se venden y se compran con naturalidad, sin importar la presencia cercana de niños, testigos de prácticas ilegales que no se atajan con la debida celeridad. A estas conductas delictivas se suman la de grupos de gamberros que derrochan pintadas sin rubor, atentan contra el mobiliario urbano o escandalizan a los vecinos en parques que anteriormente fueron un remanso de paz.
Es evidente que algo está pasando en la sociedad y nuestra ciudad, sin ser un ejemplo de peligrosidad, acelera su camino hacia la decadencia, degradada y viviendo de las rentas de su buena fama como capital pequeña, segura y tranquila. Es el momento de recuperar esa versión de Toledo, antes de que se convierta en un suburbio de Madrid, en un lugar inhóspito en el que los delincuentes campen a sus anchas, mientras los vecinos son víctimas en un ambiente hostil.
La reunión de la Junta Local de Seguridad vino dada este lunes por la gravedad de los hechos acaecidos en el Polígono, donde se vivieron escenas de pánico, según pudimos comprobar en los vídeos difundidos en las redes sociales, de los que también se hicieron eco las televisiones de ámbito nacional. Está claro que urge aumentar la vigilancia en este entorno. Y más allá de las promesas incumplidas de Tolón o el oportunismo de Page con su comisaría de policía, un servicio acuciante, ahora se nos presenta la excelente oportunidad de cumplir el acuerdo al que llegaron en 2006 el delegado del Gobierno socialista, Máximo Díaz Cano, y el alcalde del PP, José Manuel Molina, quienes daban por hecho que el nuevo cuartel de la guardia civil se construiría en un terreno del Ayuntamiento cedido a Interior en el Polígono.
De eso nunca más se supo, pero es momento de recuperar un proyecto que puede dar una solución, a la vez, a la polémica construcción de esta infraestructura en la Peraleda y a la inquietud creciente que padecen miles de vecinos en Santa María de Benquerencia. Aquí no cabe hablar de competencias, que ya está bien de sandeces: si la benemérita es un instituto armado, su simple presencia patrullando por las zonas conflictivas del barrio, servirá para disuadir a los malhechores. Y transmitirá confianza a los residentes.
Y, señores tolonistas y sanchistas, dejen en paz la Peraleda, llévense su valla anunciadora y tengan en cuenta que están incumpliendo la ley con toda desfachatez al querer levantar un cuartel en un terreno rústico, inundable y que forma parte del patrimonio natural y cultural de Toledo. Rectifiquen y cumplan con su deber, que para eso les pagamos los ciudadanos.