La demora en las ayudas obliga a refugiados a irse del país

Lola Morán Fdez.
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Svietlana y su hija Nicol llegaron a Talavera desde Kiev huyendo de la guerra para reunirse en la ciudad con su hermana Tatiana. Cuatro meses después, se trasladaron a Alemania, donde tienen casa y trabajo

Svietlana y su hija Nicol, durante su estancia en Talavera, donde fueron acogidas por la hermana y tía de ambas, Tatiana. - Foto: Manu Reino

Dos de las ucranianas que llegaron a Talavera huyendo de la guerra fueron Svietlana Pinzar y Nicol, madre e hija que fueron acogidas por la hermana y tía respectivamente de ambas, Tatiana Bezrucova, residente en la ciudad desde hace más de 20 años. Como narró en marzo del año pasado Bezrucova a La Tribuna, se despertó el 24 de febrero de 2022 con la noticia del ataque ruso a Ucrania, momento en el que su hermana se desplazó hasta Talavera junto a su hija de 14 años, teniendo que dejar allí a sus otros dos hijos, mayores de edad.

Cuando se cumple un año de este momento, Tatiana confirma a este diario que tan solo cuatro meses después su hermana y su sobrina decidieron trasladarse fuera de España, ante la falta de ayudas por parte de las administraciones para poder continuar de manera independiente su estancia en Talavera.

Aquí vivían en el domicilio familiar de Tatiana y su marido, propietarios de la pensión La Playa, quienes asumieron desde el primer momento todos los gastos de manutención de ambas. Como explica Bezrucova, precisamente, por el hecho de estar acogidas en casa de un familiar, no han sido beneficiarias de ninguna de las ayudas anunciadas para los ciudadanos ucranianos que han tenido que desplazarse fuera de su país a raíz de la invasión rusa. 

«Han estado aquí cuatro meses sin recibir ninguna ayuda», confirma esta vecina de Talavera, quien añade que, en ese tiempo, su hermana no consiguió un empleo ni acceder a ningún recurso con el que contribuir a los gastos familiares.

Traslado a Alemania. Ante esta situación, y tras conocer de mano de una amiga que en Alemania el funcionamiento de las ayudas a los ucranianos era más ágil y contar con su apoyo para gestionar algunos de los trámites previos a su partida, decidió embarcar rumbo a este país. Fue en torno a junio del año pasado cuando aterrizó junto a su hija en Alemania, donde permanecen residiendo a día de hoy, aunque, como asegura su hermana desde Talavera, «lo que quieren en todo momento es volver a Ucrania» y reunirse con el resto de la familia.

Mientras ese momento llega, Svietlana y Nicol avanzan en su integración en su país de acogida, donde ambas aprenden el idioma, paso previo para poder optar a un trabajo y a las ayudas que ofrece el Gobierno federal alemán.

Del mismo modo se les ha proporcionado una vivienda gratuita y una ayuda económica oficial por importe total de 700 euros al mes, 350 euros por cada una de ellas. Con esta cuantía hacen frente a gastos de luz y gas, entre otros, mientras que la menor prosigue con su educación en un centro de este país.