El descontrol de las excursiones al campo

J.M.
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Cabañeros limita ya la entrada a 'El Chorro', en Los Navalucillos. Robledo del Mazo reclama controlar la Garganta de las Lanchas. Y Navahermosa lanza recomendaciones al visitante

El descontrol de las excursiones al campo

La oficina de información turística del Ayuntamiento de Navahermosa lanzó a mediados de febrero unas recomendaciones debido a la afluencia de visitantes. Se trataba de consejos básicos pero imprescindibles a tenor de la abundancia de visitantes a lugares como la Hoz de Carboneros. Recoger la basura o vestir ropa de colores vivos figuraban entre las advertencias para los senderistas, probablemente muchos de ellos ocasionales. Porque la mezcla entre las restricciones a causa de la Covid-19 y el tiempo soleado ha desencadenado un ejército de caminantes que concurren también en las Barrancas de Burujón, ‘El Chorro’ de Los Navalucillos o la Garganta de las Lanchas en Robledo del Mazo.

Precisamente, este último ayuntamiento ha remitido en dos ocasiones en 2021 escritos a la Junta de Comunidades para controlar las visitas. «Se ha ido de madre. Se está descontrolando con muchas visitas», comenta a este diario la alcaldesa de Robledo del Mazo, Ana Belén Galán, quien indica que el Gobierno regional está sopesando destinar a un encargado que supervise a los caminantes en la Garganta de las Lanchas y también en otros parajes.

La microrreserva de la Garganta de las Lanchas, un pequeño valle boscoso recorrido por un arroyo que vierte sus aguas al río Gévalo con la presencias de varios saltos de agua, pertenece a la localidad de Las Hunfrías, pedanía de Robledo del Mazo, y figura arrinconada en el mapa provincial: a más de una hora de Talavera y a casi dos de Toledo. Sin embargo, han llegado a coincidir en un domingo hasta 60 coches en el aparcamiento habitual de los excursionistas, situado en una propiedad privada.

«El problema es que se salen de la ruta. Se meten monte a través. A ver si hay una forma legal para que sean visitas guiadas», espera la alcaldesa, quien lamenta que la afluencia no repercute económicamente en estos pueblos. Más bien ha perjudicado. En enero, el Consistorio resolvió, a instancia del adjudicatario, un contrato de arrendamiento de un coto de caza a la finalización de la presente temporada cinegética. Se debe al riesgo que puede producir la práctica cinegética en las condiciones actuales de tránsito humano por el acotado.

La Garganta de las Lanchas figura agazapada en el imaginario provincial, así que las rutas más conocidas viven un ajetreo descomunal. Como ya informó este diario, el Parque Nacional de Cabañeros se ha visto forzado a regular desde el pasado fin de semana la afluencia de los visitantes que se acercan a recorrer la ruta ‘El Chorro’, en el término municipal de Los Navalucillos, para garantizar la comodidad de los visitantes y el cumplimiento de las medidas de prevención contra la Covid-19. La ruta de ‘El Chorro’ alcanzó su cifra máxima de caminantes el pasado año, con un total de 18.164.

Las Barrancas de Burujón, unas cárcavas arcillosas de color rojizo de aproximadamente un kilómetro de longitud y que alcanzan más de un centenar de metros de altura en algunos puntos de la orilla norte del embalse de Castrejón, seducen cada fin de semana a decenas de visitantes. El aparcamiento está lleno de vehículos los domingos. El Ayuntamiento aprobó a finales de 2019 una ordenanza para cobrar entrada y atajar el descontrol para comenzar la aplicación en la siguiente primavera, pero la pandemia retrasó la ejecución. Posteriormente, el Consistorio ha desistido de obligar a pagar a los visitantes.

Al menos, los excursionistas debieran recordar una de las recomendaciones de la oficina de información turística de Navahermosa: ‘Diviértete, pero sé prudente. Vela por tu seguridad y la de tus compañeros. Sé solidario’.