Jorge Jaramillo

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Jorge Jaramillo


El campo reactiva su orgullo

21/02/2022

El campo vuelve a coger impulso ante la opinión pública después de lograr, hace ahora dos años, la atención del consumidor que era el principal destinatario del mensaje de hartazgo y lamento que expresaron de forma nítida, directa y sin rodeos para que entendiéramos que no pueden alimentar al mundo desde una economía quebrada, en pérdidas o a resultas.
Aquellos 'Agricultores al límite' como se bautizó en redes sociales el movimiento, rodaron sus tractores por las calles del país, entraron -un día sí y otro también- en los espacios informativos de todas las cadenas de radio y televisión, labraron, inmortalizaron y esculpieron con humildad el discurso en los dinteles de las portadas de periódicos de papel y en las ventanas digitales, y lo que es más importante, en la conciencia del cliente final. O esa fue la esperanza que tenían cuando hubo que volver a la nave en retirada forzosa por la pandemia.
Pero sin esperarlo, mientras el Congreso volvía a abrir en canal la ley de la cadena alimentaria para prohibir la venta a pérdidas y atar mejor la obligación de cubrir costes, adoptaron otro papel como proveedores del confinamiento, abonando su indiscutible imagen solidaria con la que no siempre correspondimos, ni siquiera en los duros momentos, con un sencillo gesto en nuestra cesta de la compra.
Y todos aquellos agricultores y ganaderos, hombres y mujeres, son los mismos que hoy vuelven a llamar nuestra atención. Con una urgencia  y un grito en forma de 'SOS Rural' para reivindicarse ante la sociedad, aunque con la urgencia de que las administraciones articulen un plan de choque contra la subida de los grandes insumos que asfixian desde hace meses sus economías. Reconocen que los precios en origen están en mucha mejor posición que los años tan ruinosos, pero dicen que la escalada les ha devuelto a la casilla de salida no pudiendo asumir ciertas facturas. Ante las dudas, igual habría que mirar al IPC para comprobar sobre qué lomos estaría recayendo el principal peso de esta crisis y qué ejercicios de contención se han hecho ahora para que no salgamos corriendo ante las referencias del lineal.
Lo que están queriendo decir es que sin agricultura no hay nada en un momento en el que se planifica el futuro a corto y medio plazo como estamos viendo con el regadío, con las nuevas reglas de explotación en las cuencas hidrográficas, con el diseño del tapete de la próxima PAC y los fondos de desarrollo rural… Están pidiendo un reconocimiento social para romper definitivamente estereotipos cada vez que salen a la calle. Posiblemente ni más ni menos protagonismo para dejar claro su papel ante las próximas generaciones.
De momento, las protestas han ido fraguando como vimos el jueves en la gran tractorada de Ciudad Real, y prometen continuidad antes de la gran concentración de Madrid el 20 de marzo. De hecho, la siguiente acción pasa por realizar cortes de carreteras en todo el país el día 10. En el caso de Castilla -La Mancha, barajan Honrubia (A-3 y A-31), Valdepeñas (A-4), Ocaña (A-4) y en el Corredor del Henares (A-2). Y diez días después volverán al corazón de la capital con la misma unidad de acción capitaneada por Asaja, UPA, COAG y el apoyo de muchos colectivos, también las cooperativas, con el reto de condensar los posibles mensajes deslavazados en otras protestas donde por cierto, han aparecido satélites interesados en llevar por otros derroteros el descontento. Los líderes convocantes deberían estar muy atentos porque no cejarán en el propósito de sembrar consignas para capitalizar y rentabilizar la imagen. Y eso sería un fracaso.