Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Explosiones

03/03/2022

Putin ha decidido repetir los periodos más aciagos de la historia rusa, invadiendo territorios soberanos. No hay buenas guerras y por eso es necesario reclamar la paz, aunque cuando alguien ataca no hay dilema: es preciso defenderse. Europa, España también, además de mostrar su solidaridad con Ucrania, ha de aportar la ayuda militar que requiere un país que se desangra, convertido en un icono de la lucha por la libertad ante la crueldad del déspota poderoso. Da igual su ideología, que para algunos miserables, importa más que sus crímenes. Ansío su derrota. Rápida. Sin más.
Lo cierto es que cuando se cumplen dos años del estallido de la pandemia, el mundo explota. La locura de Putin ha dejado en pañales cualquier episodio político desarrollado en España, como la frenética lucha de poder que se ha librado en el PP nacional: en menos de una semana ha visto caer a su cúpula, en una refriega que se ha saldado con unas cuantas cabezas, lealtades cruzadas y, a buen seguro, un nuevo líder ganador y experimentado gestor. La historia de los partidos políticos, incluido el PSOE con los barones y Sánchez, está salpicada de peleas fratricidas, personajes que llegaron arriba y cayeron a la profundidad o traidores que se abrieron paso entre los cadáveres de sus antiguos amigos.
Puede que estos espectáculos que nos deparan quienes representan al pueblo no sean sino una muestra más de la condición humana. Los que suben, los que pierden, los que dan de lado a aquel que les otorgó su confianza, no son más que piezas del engranaje que todos integramos. Personas, al fin y al cabo, con sus virtudes y defectos, algunos aferrados a un cargo que les da poder y dinero, amén de otras prebendas que los humildes votantes no llegamos a imaginar.
En  el PP de Castilla-La Mancha ha habido memorables luchas internas a lo largo de la joven historia de esta Comunidad. Y es que la figura onmipresente de Bono propició una sucesión de líderes que osaron enfrentarse a quien consiguió identificarse con la tierra que le tocó crear. La guerra nunca la ganaron, pero sí hubo batallas encarnizadas en el PP, con la tregua breve que supuso el gobierno de Cospedal, y que se volvieron a hacer patentes a la marcha de la lideresa. Ahora esas escaramuzas tienen la vista puesta en las elecciones de mayo de 2023. En Toledo, el reto es encontrar el candidato adecuado para acabar con la era tolonista, algo que se antoja complicado, máxime cuando ahora llegan fondos europeos que le van a permitir a la regidora vivir una dulce precampaña, salpicada de cemento, para tapar una legislatura caracterizada por la desidia y la propaganda.
Pero la alcaldesa también libra sus refriegas con su compañero socialista Page, mediante una diplomacia contenida que exhibe sibilinos dardos. El último lo ha lanzado la consejera de Bienestar Social, sí, existe, quien ha reprochado al equipo tolonista que no haya propuesto a la Junta un centro para los mayores en el Casco. Se ve que la señora García tiene escaso conocimiento de su departamento: por mucho que se empeñe su jefe, el Hospitalito del Rey es la residencia y el centro de mayores del Casco. Lo demás es un engaño, un fraude y un desprecio a los toledanos. Seguiremos luchando con la fuerza de la razón. Y de la justicia.