Varios premios para la tesis de un estudiante de la UCLM

J. Monroy
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Luis Miguel Arellano, químico toledano especializado en Nanotecnología, tiene la suerte de poder trabajar en la investigación en España, en un centro CSIC en Barcelona

Varios Premios para la tesis de un estudiante de la UCLM

Luis Miguel Arellano nos atiende en un hueco durante su trabajo en la de Barcelona, un puesto al que llegó un tanto de rebote, como consecuencia de la pandemia, pero en el que se muestra muy a gusto, haciendo lo que le gusta, investigar; en concreto, investiga aplicaciones de nanotecnología para la salud. Arellano es toledano y se sacó la carrera de Químicas en la UCLM. Sabe que es afortunado, como joven investigador que trabaja en España. Por algo será. Quizás los recientes premios que ha recibido su tesis doctoral puedan dar una pista.

Fue en 2007 cuando este joven toledano comenzó Químicas en la facultad de la capital, para terminarla en Ciudad Real. En Toledo de nuevo desarrollo un máster en Nanociencias y Nanotecnología, donde le surgió la posibilidad de hacer su tesis doctoral en Nanociencias. Toda su educación, recuerda, ha venido de la mano de la UCLM.

En diciembre de 2019 publicaba su tesis doctoral y optó a varios premios. En ella desarrolla materiales orgánicos, basados en grafeno y nanotubos, con aplicaciones de electrónica molecular. Su intención era diseñar materiales con interacciones electrónicas y eléctricas entre ellas, de cara a aplicarlos al diseño de células solares. Aunque al final no dieron resultado con las células, sí lo funcionaron en diferentes biosensores, para determinar proteínas en diagnósticos médicos. El pasado lunes, le dieron el premio a la mejor tesis doctoral de la Sociedad Española de Química, sección Castilla-La Mancha. Es solo el galardón más reciente, que se suma al segundo accésit del premio de la Real Sociedad Española de Química del Grupo NanoMatMol, que está especializado en química de nanomateriales.

La Nanotecnología, explica Arellano para los profanos, es el trabajo con materiales a escala nanométrica, imposibles de ver por el ojo humano, si no es con microscopios de muchísimos aumentos. Hablamos de materiales más pequeños que las bacterias.

En estos momentos, Arellano trabaja en el campo de la investigación postd octoral, en el ICN2, Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, un centro Severo Ochoa del CSIC. Está en un proyecto europeo de bionanomedicina, en aplicaciones de materiales en el ámbito médico, «de verdad hago química médica».

Investigar en España. Arellano reconoce que «la verdad es que conseguir un puesto de investigación en España es algo que no me creería». De hecho, antes de la llegada de la pandemia, su idea principal era emigrar. Tenía un contrato en Irlanda. Pero justo una semana antes del vuelo, se cerraron fronteras y universidades, y se quedó en Toledo, sin trabajo, ni nada que hacer, hasta que le surgió la posibilidad de Barcelona.

Este toledano se sincera para valorar que «la investigación en España está francamente mal, los jóvenes no tenemos oportunidades para seguir trabajando, formándonos y creciendo, todo pasa por emigrar y cada vez es más difícil conseguir financiación». Él ha optado a diferentes becas, y se ha encontrado en que piden a un recién doctorado muchos requisitos que son imposibles, por lo que termina compitiendo contra personas que se han ido de España y han vuelto.

Ahora Arellano cree que seguirá al menos un par de años trabajando en Barcelona. Después tendrá que ver opciones de futuro. Su objetivo a largo plazo es continuar siendo investigador, «y ojalá algún día pueda estar en alguna universidad, ojalá volver a la UCLM como profesor e investigador, pero dentro de muchos años». Esta es, apunta, «la universidad que me ha dado todo, donde yo he crecido, que me ha dado muchos amigos, y sin cerrarme a nada, no me importaría volver, es lo que conozco».