Este domingo al mediodía, en el barrio de Santa María de Benquerencia, se  juntaron unos cuantos para jugar un partido de fútbol. Un partido de los de toda la vida, en el flamante campo de césped artificial del ‘Polígono’. En el descanso una aficionada hizo de espontánea e invadió el terreno de juego, se dirigió al trencilla de la contienda, lo llamó hasta captar su atención. Los jugadores pronto se arremolinaron alrededor del árbitro y de la osada que se atrevió a interrumpir tan serio espectáculo. ¿Qué pasaba?

Lo que ocurría era que el árbitro era Jesús Félix Fernández Ruiz, entrenador, presidente y alma mater del club de fútbol del Polígono, la espontánea la alcaldesa  Milagros Tolón y los jugadores, un numeroso grupo intergeneracional de  jugadores que en algún momento vistieron la camiseta amarilla del castizo barrio toledano.

EL campo del Polígono se llamará Jesús Félix Fernández Ruiz - Foto: Yolanda Redondo¡Sorpresa Félix! Todos en secreto habían acordado homenajear y reconocer la dedicación de Félix para con los jóvenes del barrio  y con deporte. La alcaldesa anunció, al tiempo que hacía entrega al homenajeado de una placa conmemorativa, el propósito del Consistorio de llamar al hasta hoy campo de Fútbol Santa María de Benquerencia, campo de fútbol ‘Jesús Félix Fernández Ruiz’.  

Nadie se acordaba exactamente de qué  año empezó todo: 1984 decían algunos, 1985 sostenían otros. Lo que sí es verdad es que a mediados de los años ochenta, Félix y otros cuántos más ‘ocuparon’ unas eras y empezaron a jugar al fútbol.

Los chavales de las Malvinas no tenían dónde jugar  y había que poner solución a tal circunstancia. Con escardillas limpiaron el terreno. Con una viga atada al coche de Félix alisaron la superficie del mismo. «Aquello era un campo de batalla, se parecía más a una pista americana que a un terreno de juego, pero  a nosotros nos valía», confesaba uno de los veteranos ayer.

EL campo del Polígono se llamará Jesús Félix Fernández Ruiz - Foto: Yolanda RedondoPero aquello fue solo el principio. Después se solicitó al Ayuntamiento unas porterías que, al tiempo, llegaron. «Estaban usadas, las quitaron de otro sitio y las trajeron aquí, recicladas», comentaba ‘Porta’, el mítico portero del Polígono durante más de 15 años.

Y así empezó todo. Nació un club que por encima del fútbol, pasea sus valores allá en donde juega, la amistad y la camaradería del grupo. Los del ‘Polígono’ no son sólo jugadores de fútbol,  son amigos y así lo demostraron ayer.