Adiós a Santiago Palomero, 'Corto Maltés' de Toledo

A.D.M.
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El director del Museo Sefardí, admirador del conocido personaje de Hugo Pratt, fue despedido por familiares, amigos y compañeros de profesión en el tanatorio municipal. También asistieron el presidente de CLM y la alcaldesa de Toledo

Adiós a Santiago Palomero, ‘Corto Maltés’ de Toledo - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

«El cronista se va, pero queda Catalino». Santiago Palomero Plaza, director del Museo Sefardí, era también ‘Fray Ricardo de la Vorágine’, ‘Simeón el Estilita’ y ‘Catalino’, seudónimos que adoptó a lo largo de quince años de íntima colaboración con La Tribuna de Toledo. Varios centenares de páginas en total dedicadas a asuntos como el patrimonio, los museos, la política y la sociedad castellanomanchega contempladas desde la humorística mirada de un fraile medieval, un santo penitente y una de las terrazas con mayor solera de toda la ciudad, Churrería Catalino, situada en el paseo de la Vega, muy cerca de la Puerta de Bisagra.

Año tras año, Santiago Palomero cumplió puntualmente con los lectores hasta que su estado de salud le impidió hacerlo la semana pasada. Faltaba una última columna: su despedida, que ayer por la tarde, en boca de uno de sus hijos, emocionó a quienes acudieron al tanatorio municipal para dedicarle un último adiós tras su fallecimiento, el lunes pasado, a los 62 años de edad.

Representantes de las principales instituciones y organismos culturales de la ciudad y de la región se concentraron ayer en el paseo de San Eugenio a lo largo de casi toda la jornada, incluida la celebración de un sencillo responso que se pronunció por la tarde, antes de que sus restos mortales tomasen camino de su localidad natal, Carrascosa del Campo. Tanto el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, como la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, acompañaron a los familiares del arqueólogo y museólogo conquense. También presentaron sus respetos la nueva consejera de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha, Rosana Rodríguez; el director del gabinete de Presidencia, Javier Nicolás, y la directora general de Vivienda, Inés Sandoval, entre otros.

La mayor parte de los asistentes, sin embargo, fueron amigos y compañeros de instituciones culturales, comenzando por el Museo Sefardí. No faltaron a la despedida la conservadora Carmen Álvarez, ayudante de Santiago Palomero durante la última década, ni técnicos como José Redondo Cuesta, quien también es profesor en la Facultad de Humanidades de Toledo. También acudieron el director del Museo del Greco, Juan Antonio García Castro -al igual que Ana Carmen Lavín, que hoy es delegada de Patrimonio Nacional en Aranjuez-, y el director del Museo de Santa Cruz, Fernando Luis Fontes, así como uno de sus predecesores, Rafael García Serrano.

Destacó asimismo el número de arqueólogos, entre ellos Ángel Fuentes (profesor de la Universidad Autónoma de Madrid), Arturo Ruiz Taboada (Universidad Complutense), Ana de Mesa y Jesús Carrobles, director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, a la que Palomero pertenecía como miembro correspondiente. Los arquitectos José Ramón González de la Cal y Josefa Blanco (UCLM), el periodista Enrique Sánchez Lubián, el geógrafo Antonio Zárate (UNED), los historiadores Miguel Gómez Vozmediano (UC3) y Julio Porres de Mateo, la historiadora del arte Palma Martínez Burgos (UCLM) y los escritores Miguel Casado y Olvido García Valdés fueron otros de los asistentes. Lo mismo que el exconsejero Ángel Felpeto y Carmen Jiménez, que fue concejal de Juventud y Festejos en el Ayuntamiento de Toledo.

Visiblemente emocionado participó en la ceremonia Juan Ignacio de Mesa, que fue alcalde de la ciudad y presidente de la Real Fundación de Toledo, además de responsable de la Asociación de Amigos del Museo Sefardí. Estuvo acompañado por su familia y por responsables de la Real Fundación, como Sagrario Rodríguez Montero.

Durante el responso se recordaron sus cualidades humanas y su actividad profesional. «Santiago levantó la Judería», manifestó el sacerdote adjunto de la parroquia de Santo Tomé, amigo personal del director del Museo Sefardí. «Aportó tanto al barrio que da la sensación de que no se ha ido. Su memoria quedará por siempre en la Judería».

Después de las emocionadas palabras de su hijo, para finalizar, hubo un guiño al festival de poesía Voix Vives, que Santiago Palomero apoyó desde sus mismos inicios y que seguramente tenga palabras para él al ser inaugurado en las próximas semanas.