Jorge Berlanga y su grupo inversor mexicano aterrizó en febrero de 2016 en el CD Toledo. Cuatro años después, el desembolso ha sido de más de un millón de euros, mientras que la deuda se ha reducido hasta el 40 por ciento. Son datos proporcionados por el propio accionista. Pero, según comentó, lo que más le llamó la atención es que el club se encontraba sin auditar sus cuentas y sin un registro mercantil desde la temporada 2005/06.

«Era una situación complicada y nadie en su sano juicio se hubiera embarcado en esto», reconoce Berlanga, que, evidentemente defiende que «si en su día digo esto, aquí no ficha ni ‘el Tato’». El mexicano también confiesa que entró porquevio que era «un club con mucho potencial, por ciudad, por historia, por situación y su afición». Si es verdad que antes y ahora, «es deficitario y en torno al 55 por ciento del presupuesto lo tiene que cubrir la propiedad».

A día de hoy, según dijo, todavía se sigue pagando deuda con la Seguridad Social, «que podría ser perfectamente equivalente al presupuesto de otro club de este grupo», más de 120.000 euros. Berlanga reconoció que «el día a día es cansado», aunque «ahora mismo ya no es un sinfín de sorpresas». Y es que, desde la adquisición del CD Toledo, el proceso de poner en negro sobre blanco las cuentas terminó el pasado noviembre de 2019. Insistió, eso sí, que no ha salido a dar explicaciones porque cada vez que lo hace «no se toma bien, y yo no quiero hacerme el mártir».

Asimismo, admitió que su gran fracaso fue «el descenso de 2018», pero también que «el proyecto no se puede basar en el pulmón de los propietarios». Y es que, las cifras no salen con las cinco vías de financiación: abonados, patrocinadores, colaboradores, subvenciones y programas de la Federación. Por eso, lanzó la pregunta: «Si se va Berlanga, ¿quién se va a hacer cargo de ese 55 por ciento que falta?». Así, apuntó, «se tienen que tomar decisiones, si no, es imposible que el proyecto dure y pasará lo de 2015, que la gente se cansa de poner dinero».