Hagamos una prueba rápida de reflejos ante momentos dramáticos de nuestra cultura e historia. Veamos, tienen que adivinar quién pudo decir/escribir lo que les adelanto:
«¡Ay, mísero de mi, ay infelice!», este es de Calderón de la Barca, en La Vida es Sueño.
«Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora». Esto es de Antonio Machado en Campos de Castilla.
«Llora como mujer, lo que no supiste defender como hombre». Esto es de Aisha bint Muhammad ibn al-Ahmar. Llamada la Honesta u Honrada por sus contemporáneos. Mujer de rompe y rasga y madre de Boabdil 'el Chico'.
María Pacheco, de familia noble, casó con Juan de Padilla, sin sangre noble en sus venas. Mujer que conocía mejor que nadie el papel que debía jugar en la toma de decisiones en momentos de importancia relevante. En la Guerra de las Comunidades quedó al mando en Toledo.
Este fue un apoyo que no nació por casualidad, ante la complejidad de los acontecimientos, Juan de Padilla se encumbró como uno de los caudillos frente a los cambios que Carlos I pretendía hacer, revolucionando el statu quo de los reinos de Castilla, de León, de Aragón.
El diálogo y la defensa de los intereses de los ciudadanos ayudaron a que fuera considerada voz con poder y autoridad suficiente en apoyo de las Comunidades contra el recién nombrado Emperador del Sacro Imperio.
Una de las principales reivindicaciones era la eliminación de impuestos para financiar el nombramiento del Habsburgo. Y, ahí estaba, al frente de Toledo, una mujer que antepuso el bien común al interés personal.
Hoy, en Toledo, tenemos una presión fiscal por encima de la media. La inflación más alta de la región con un 13,5%. El remedio es el silencio. En lugar de reivindicar y reducir las tasas municipales, dale que te pego con el mazo fiscal: basuras, IBI, agua, ORA.
Ya está bien de no hacer nada, esto tiene que tener reverso, no es normal tener que seguir así. ¿Hay plan de ciudad? ¿Hay idea de desarrollo? ¿Qué quieren para Toledo a futuro?
Exijamos la reducción de impuestos, antes de que Sánchez vuelva a desmotivar a nuestra munícipe, otra vez, dejándola sin nombramiento en Madrid, y su gabinete la acurruque y canturree: ea, ea.