La espada del triunfo se quedó en el fundón

Dominguín
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Una oreja de Eugenio de Mora en una tarde rotunda con tres faenas importantes de calado, destacando la que realizó a 'Babieca' en quinto lugar. Lorenzo no pudo refrendar el esfuerzo hecho en sus lote para alcanzar un triunfo

La espada del triunfo se quedó en el fundón - Foto: Dominguin

Venimos de una Feria de San Isidro madrileña, donde los toreros toledanos han destacado y triunfado, y la nueva empresa que dirige el rumbo del coso de Mendigorría, con Nacho Lloret a la cabeza, había programado un segundo festejo con tintes de la tierra.

Uno de los alicientes era Eugenio de Mora, quien tiene la hegemonía en cuanto a paseíllos en la plaza de toros de Toledo. Y precisamente más aún este año que se cumplen los 25 años como desde su alternativa, tomada en 1997 en este mismo lugar. No se quiso dejar de pasar por alto y tras romper el paseíllo, tanto el empresario como la propiedad de la plaza le entregaron un recuerdo de esta fecha.

El otro componente del cartel es el torero de la capital, Álvaro Lorenzo que venía de cortar una oreja en cada una de sus comparecencias en la plaza de toros de Las Ventas. Los toros para la ocasión de la ganadería del Conde de Mayalde, que debutaban en la festividad del Corpus Christi con una corrida de toros. Todos los alicientes eran de peso para ver un festejo que a la postre dejó al público con la miel en los labios pues toreo del bueno se vio, astados importantes también, pero la suerte suprema, determinante para la concesión de trofeos, fue el talón de Aquiles de Eugenio y Álvaro.

La espada del triunfo se quedó en el fundónLa espada del triunfo se quedó en el fundón - Foto: Dominguin

Meció por verónicas Eugenio de Mora al astado que abrió plaza, sacándoselo a los medios, echando la pata pa adelante y rematado el recibo con una revolera. Condicionó las fuerzas del burel toda la faena, pues claudicó en varias ocasiones. Bien el palco en confiar en la recuperación del animal que quería siempre coger los engaños con claridad y calidad. Brindó su muerte a Santiago Calvo, sacerdote que fuera deán de la Catedral de Toledo y gran aficionado a los toros que ocupaba una delantera de grada del coso. Lo afianzó el moracho ayudándolo con pases por alto, para luego torear en redondo a media altura. La muleta iba cosida a los pitones de "Carcelero", que se empleó por bajó cuando Eugenio lo toreó al natural, varias tandas encajado y siempre rematadas por pases de pecho de pitón a rabo. Enterró el acero y el usía le concedió un trofeo, a la postre el único de la tarde.

Sorteó en segundo lugar el moracho, tercero de la tarde, un cinqueño de nombre "Hechicero" que tenía seriedad y las complicaciones derivadas de la edad. Faena que en los primeros tercios fue incierta, pero cuando de Mora de dobló por bajo con el animal con la muleta la cosa fue mejorando. El animal codicioso y correoso, fue empleándose en cada tanda con una transmisión desmedida, queriendo que las poderosas muñecas del torero doblegasen su condición. El toro fue a más y la zurda de Eugenio de Mora fue prodigiosa y medicinal, pues ahí consiguió desplazar más aún al burel que ya entregado se puso a merced del espada. Tenía en su mano el trofeo, pero el desacierto con los aceros no se lo permitió.

Su tercer astado, quinto de la tarde, fue el mejor del interesante encierro del Conde de Mayalde. Toro negro, rematado, bajo, y serio por delante, quería siempre perseguir los engaños desde cualquier lugar desde donde se le citase. Hincado de rodillas, junto a las tablas empezó a torear, no sin antes depositar la montera en la puerta de la enfermería en señal de apoyo a su amigo Víctor Cañas caído herido en el toro anterior. Se rebozaba por bajo el toro por ambos pitones y Eugenio no dudó en ponerle la pañosa plana y firme. El toro "Babieca" se venía raudo y veloz y tanto con la diestra como al natural, le fue realizando una de las mejores y más completas faenas que se le recuerdan en esta plaza. Se olvidó de su puepo, hundido de hombros, fue pasando una y otra vez el volumen del burel junto al destellante vestido Blanco y oro con el que intervino. Pero otra vez la mala suerte con el descabello le cerró un triunfo clamoroso.

La espada del triunfo se quedó en el fundónLa espada del triunfo se quedó en el fundón - Foto: Dominguin

Lorenzo recibió encajado a su primero por verónicas llevándolo hasta los medios, La faena tras el brindis al respetable tuvo dos partes, una primera de afianzamiento del animal que flojeaba, y una segunda donde la calidad y la casta del astado le permitieron aguantas tres buenas tandas de naturales. La cruz estuvo en la suerte suprema y fue agradecida por el respetable la labor del espada.

Su segundo astado, fue un animal con bondad con el que Lorenzo estuvo bien con el capote. La nota triste del festejo vino cuando Víctor Cañas fue prendido por el animal al clavar su par de banderillas siendo luego zarandeado en el suelo provocándole dos heridas importantes una de ellas en la cabeza y otra en la axila derecha del banderillero. Con la muleta, Álvaro a base de temple hizo una importante faena que conectó en los tendidos, pero otra vez la espada no quiso entrar y perdió otra oreja que tenía en la mano prácticamente.

El toledano le hizo una buena faena al toro que cerró el festejo, un astado del Conde de Mayalde que tenía movilidad y al que Lorenzo le dio espacio para traérselo toreado y embarcado en su poderosa muleta. Tuvo detalles de calidad y torería con una parroquia entregada y con ganas de que triunfase, pero otra vez el sino de la tarde los aceros se negaron a viajar al sitio, perdiendo de nuevo el trofeo seguro.

La espada del triunfo se quedó en el fundón
La espada del triunfo se quedó en el fundón - Foto: Dominguin

El banderillero Víctor Cañas fue trasladado al Hospital Universitario de Toledo una vez estabilizado para que se procediera a estudios pormenorizados de las lesiones que llevaba. A estas horas se conoce que fue intervenido satisfactoriamente de la fractura del hueso temporal y se encuentra en cuidados intensivos, pendientes de su evolución.