Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Bulos

12/01/2022

Según el diccionario de la Real Academia Española, bulo es "noticia falsa propalada con algún fin". Bulo no pueden ser por tanto unas declaraciones publicadas, menos aún cuando no han sido desmentidas ni matizadas por quien las ha hecho. Los miembros de Podemos son expertos en agitprop, pero se pongan como se pongan los dirigentes de ese partido, Garzón y sus declaraciones al The Guardian no son un bulo, sino una realidad que demuestra la inconsistencia del ministro, su irresponsabilidad y su desconocimiento de asuntos que estaba obligado a conocer. No solo como ministro, sino como español adulto y supuestamente formado.

Su compañero Luis Planas, con muchos años de experiencia en cuestiones agrícolas y ganaderas, ha declarado en Onda Cero que las granjas españolas cumplen las normas y requisitos que se exigen, que la Alimentación pertenece a su ministerio, y que Garzón debía haberle consultado como él consulta a otros ministros cuando debe pronunciarse sobre asuntos de su competencia. Ha preferido no responder al ser preguntado si consideraba que Garzón reunía las condiciones para ocupar su cargo. Muy significativo.

Echenique no ha desaprovechado la ocasión para quejarse de la falta de apoyo a Garzón por parte de los socialistas, mientras Podemos apoyó a Marlaska cuando se produjo el bulo sobre el cese de Pérez de los Cobos y a José Luis Ábalos cuando el bulo sobre Delcy Rodríguez. Que no eran bulos, pero los podemitas se empecinan en el error. O en la tergiversación. Lo que ocurre es que sus maneras ya son sobradamente conocidas y ni siquiera provocan titulares. Y eso que en las redes sociales han sacado toda su artillería, incluida Yolanda Díaz -que suele ser más prudente porque es lo que le conviene- o un Pablo Iglesias al que no le deben haber sentado muy bien las noticias que afirman que Irene Montero está en franco declive. Sánchez no le tiene la menor consideración y no saldrán las leyes que tiene en cartera.

El ruido de la bronca trasciende los despachos de los ministros. Es un clamor que la coalición está herida, y si no se rompe es porque los dos bandos están obligados a entenderse si no quieren perder el gobierno. Romperán cuando toque y, mientras tanto, se soportan.

El clima de descomposición gubernamental alcanza niveles preocupantes para los socialistas. Si las encuestas les auguran sonoros fracasos, es en gran parte por sus alianzas contra natura -Podemos, Bildu, independentistas- y la toma de decisiones que van contra los principios que ha defendido siempre el PSOE. Ahora, un ministro irrelevante como Garzón va a provocar una sangría de votos en Castilla y León y, ya puestos, sangría en las elecciones sucesivas hasta que lleguen las generales.

Sánchez ganó la secretaría general contra todo pronóstico porque aún no se le conocía como presidente. Ahora, tras su entreguismo a quien no debe, entre ellos a maniobreros que pretenden convertir hechos en bulos, su porvenir se adivina negro.