El caso del asesinato de Lorenzo sigue en punto muerto

F. J. R.
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La triangulación de móviles en el lugar del crimen no ha sido concluyente, pero la Policía Nacional sigue trabajando y se ha vuelto a decretar el secreto de sumario

El caso del asesinato de Lorenzo sigue en punto muerto - Foto: Yolanda Lancha

A escasos días de que se cumpla un año del asesinato del joven Lorenzo Pompiliu en el Parque Lineal del Polígono, el caso sigue en punto muerto. No se ha producido ninguna detención, y el crimen no tiene visos de que se resuelva en un corto plazo de tiempo. No porque los investigadores de la Policía Nacional hayan dejado de trabajar en el caso en estos 12 meses, sino porque ninguna de las vías de investigación que se han abierto hasta la fecha han dado resultados concluyentes.

Nada se sabe de la persona que, presumiblemente bajo una máscara de Jason (el asesino de la película Viernes 13), sesgó con un machete la vida de un joven de 21 años con el aparente móvil de robarle diez euros.

Presumiblemente, porque la verdad es que sobre este caso hay tantas sombras que es difícil tener algo como certeza. Ni siquiera se consumó el robo, porque el asesino dejó tirados en el suelo los diez euros. Y no se sabe con exactitud si cubría su rostro con una máscara de Viernes 13, como asegura un grupo de menores que vio minutos antes a una persona con un machete y esa descripción en la calle Río Yedra, o de «tipo calavera» (apuntando más bien a la película de Scream) como mantuvo en su declaración el único testigo presencial del asesinato, un amigo de Lorenzo con el que ese día había quedado a cenar y a jugar a videojuegos en casa de un tercer compañero.

Hasta la fecha el caso ha contado con dos sospechosos, pero la Policía Nacional no ha podido encontrar ninguna evidencia que los incrimine.

Uno de ellos es un vecino de los conocidos como 'Pisos Negros' de la calle Río Yedra, una promoción de viviendas propiedad del Gobierno regional con graves problemas de tráfico de drogas y okupación, que fue arrestado a las pocas horas del asesinato toda vez que alguien de la zona denunció ante la Policía que le había visto en el garaje con una máscara de Viernes 13 y escuchó en su casa gritos que decían que habían matado o iban a matar a alguien.

En ese mismo garaje fue donde, la noche del asesinato, un grupo de menores se encontró con un hombre encapuchado que llevaba una máscara de Viernes 13 y que les amenazó con un machete de verdad. Minutos después, a unos 500 metros de allí, Lorenzo fue asesinado por alguien de similar descripción según la versión del testigo presencial.

 La Policía Nacional detuvo a ese sospechoso de los 'Pisos Negros', le interrogó y practicó un registro de su casa, su coche y su trastero. No pudieron encontrar nada que le incriminara, y el arrestado les denunció a su vez por denuncia falsa.

La otra vía de la investigación hasta la fecha llevó a los agentes a pinchar los teléfonos móviles de dos personas, madre e hijo. Ese chico ya había protagonizado algún altercado con armas blancas, estaba entonces recluido en un centro de menores y en la noche del asesinato se encontraba de permiso en Toledo.

Los agentes le investigaron durante meses sin resultado alguno, descartándose finalmente su implicación en el crimen.

La última vía que mantiene abierta la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta de Madrid, que se encargó del caso tras meses de investigación sin resultados desde Toledo, es la triangulación de móviles.

Se realizó un barrido de la zona que mostró a los agentes todos los teléfonos móviles que había en el entorno del Parque Lineal en el momento del crimen. Se ha trabajado durante meses en esos datos, llegándose a elaborar un perfil del posible sospechoso, pero los resultados de la triangulación no son por el momento concluyentes.

Con todo, en la víspera del aniversario, hay aún una puerta para la esperanza de poder resolver el crimen. La Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta de Madrid ha estado interrogando de nuevo a todos los que esa noche pudieron ver algo, tanto al testigo presencial como a los menores de Río Yedra. Y el pasado mes de julio se volvió a decretar el secreto de sumario en el caso y se ha ido prorrogando desde entonces cada 30 días, la última vez el pasado 19 de octubre. ¿Qué significa eso? Pues que se está aportando nueva documentación de la investigación policial a la causa y se requiere la máxima prudencia y secretismo.

El caso está en punto muerto, pero puede dar un giro de corroborarse las últimas sospechas e investigaciones de la Policía Nacional.