A las dos médicos forenses que entraron en la sala se les enseñó la foto de Julio en el momento del ingreso en el hospital y reconocieron que sí era compatible con las lesiones que se encontró cuando es acercó a la UVI antes de que falleciera. En este caso, la víctima presentó un grave traumatismo craneoencefálico al margen de la lesión sufría en un ojo a consecuencia «de un puñetazo o de un golpe con algo romo».
En este caso, una de las forenses argumentó que la muerte se produjo a consecuencia del impacto en el suelo. «El golpe del ojo hizo que la víctima cayera hacia atrás y se golpease». Si bien, tampoco puede descartar que el impacto en el ojo también causara «alguna lesión grave». No obstante, lo que está fuera de duda es que Julio sufriera una electrocución o falleciese por otras causas a pesar de que la defensa insistió en otro informe pericial que apuntaba que la víctima padecía una patología coronaria y pudo influir en su fallecimiento.
dilaciones indebidas. El abogado del acusado dejó caer que su cliente lleva «cinco años con la espada de Damocles encima», a pesar de que admitió que no es comparable «a la tragedia sucedida» y considera que se han producido dilaciones indebidas durante el procedimiento porque ha tardado cinco años en llegar a una sala de vistas.
El letrado ofreció un relato y enumeró las veces que ha estado parado el procedimiento o se ha retrasado en exceso, algo que considera perjudicial para su defendido. «el juzgado tendrá mucho trabajo, pero el acusado no tiene por qué pagarlo». El juicio quedó visto para sentencia.