Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Riesgo de amapolas

11/05/2022

La primavera la sangre altera y, a los alérgicos diagnosticados y los que han surgido tras tanta mascarilla, se nos está dando la mar de bien este tiempo primaveral.
Eso sí, que te diagnostique o que te atiendan las condiciones de la ciudad pueden dejarte echo polvo. Si te das un paseo por Santa Teresa, de tanta pelusa de los escasos árboles que quedan, puedes parecer un pollo desplumado. Si te vas a la Peraleda y dejas el coche media mañana, puede parecer los restos de una batalla de almohadas.
Pasear por los senderos de la ciudad es cosa de riesgo, ya no sólo por los alérgenos silvestres, sino porque el famoso e irresoluto plan de arbolado de la ciudad se lo han dejado para el otoño que será más preelectoral que ahora. El arrancado de las plantas medianeras que había en la avenida de Europa es menos antiecológico que el famosísimo árbol de Santo Tomé que tan buenos réditos dio al vecinismo.
Pero tendremos el camino de las moreras, ese premiado proyecto alcanzado con tres camiones y cuatro palas. Rodeado de esa ingente plaga, llamada naturaleza que, todos los años, se destroza para dejar ver los restos, restos de lo que un día Barreda quiso dejar hacer y, hasta los técnicos asalariados clientelares, le tuvieron que parar los pies por bruto y anti-patrimonial.
Ya tenemos elecciones encadenadas y, en breve, comenzarán las inauguraciones de lo no hecho y lo poco realizado. Seguimos sin POM, sin plan de movilidad serio, con un convenio de basuras anacrónico, sin cambios en la estrategia turística, sin un plan de arbolado y zonas verdes de la ciudad, sin plan de asfaltado, sin nuevas conexiones por infraestructuras que son necesarias. Seguimos sin plan de recuperación patrimonial integral, no se controlan las plagas, el hedor a palomina y bicho muerto en Alfileritos y San Vicente es nauseabundo, así como caminar por algunas calles es deporte de riesgo sorteando el bombardeo de las palomas.
Aunque alguno habrá que defienda que la naturaleza es así, que tenemos que volver a consentir que la naturaleza se abra paso allá donde quiera y la tenemos que respetar. Pues eso, que la higuera del Puente de Alcántara podrá seguir brotando, las palomas cargando y miraremos el cartel 'riesgo: amapolas'.