Buen momento para dar una significación especial a la jornada internacional destinada a denunciar la violencia contra la mujer en todo el mundo. Con el feminismo dividido y en plena polémica sobre la aplicación de la Ley de Libertad Sexual en España.
La coincidencia permite enfocar una campaña publicitaria de la Xunta de Galicia que desvía la carga de la prueba hacia la mujer que viste de una determinada forma cuando hace deporte y no hacia el eventual agresor. Y también permite denunciar la malversación de una demanda social (proteger a la mujer de los delincuentes sexuales) convertida en una pura y dura pugna entre partidos políticos.
El grosero cruce de acusaciones entre unos y otros tapona el acuerdo en lo fundamental y exagera las diferencias accidentales. Así que es preferible remitirse a los expertos, teóricamente libres de prejuicios partidistas, para adentrarse en el problema. En su mera descripción, que la violencia es cosa de hombres en su inmensa mayoría, se da en el ámbito familiar y se sitúa más en pequeñas localidades.
Y en cuanto a las terapias, una por encima de todas: la educación. Lo sostiene un video divulgativo que, con motivo de este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ha hecho público la Fiscalía General del Estado. Nunca es tarde para abrazar los valores educativos que contienen sus mensajes: "El compañerismo en igualdad es la única forma de querer", "No eres su dueño, quiérela libre", "Hacerla de menos no te hace de más", "no es el alcohol, no son los celos, eres tú".
Son apelaciones a la racionalidad y el sentido común sobre los que debería construirse la argumentación destinada a combatir esta lacra social que ha costado la vida de 38 mujeres en lo que llevamos de año. Sin embargo, la atención política y mediática se centra en el cruce de descalificaciones entre los defensores y detractores de la llamada ley del "solo sí es sí", por cuenta de esas evidentes deficiencias técnicas que han convertido la aplicación de la norma en el culebrón de la temporada, a la espera de que el Tribunal Supremo inspire a fiscales y tribunales en algo parecido a una "unificación de criterios", que nunca será unívoca, por la disparidad de circunstancias que rodea cada una de las condenas revisables a la luz de la nueva legislación.
Si una parte del feminismo no se hubiera hecho tan doctrinario, quizás las Cortes de Castilla y León no hubieran rechazado la iluminación violeta (color distintivo del feminismo) para su fachada en la jornada oficial de denuncia de la violencia contra la mujer. De hecho, la idea de celebrar así la jornada de apoyo a las víctimas había sido propuesta por el PP. Pero los votos de Vox tumbaron la iniciativa. "Para ahorrar", dijo el presidente de las Cortes, Carlos Pollán (Vox). Manda huevos.