Miguel limpia la senda ecológica y lo torna en huerto urbano

J. Monroy
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El hombre que lleva año y medio viviendo junto al río transforma el entorno con la plantación de tomates y pimientos. Los niños, se alegra, se acercan mucho para preguntarle

Miguel limpia la senda ecológica y lo torna en huerto urbano

Con la llegada de la primavera, superados los duros días de Filomena, la imagen de la senda ecológica del Tajo ha mejorado mucho. El responsable no es otro que Miguel, la persona que lleva viviendo allí ya año y medio, y que a la espera de una vivienda para él y su perro, pasa gran parte de sus horas limpiando el entorno y cuidando el huerto ecológico que ha creado alrededor del molino en el que vive.

Tomateras, pimenteras, calabazas, plantas de pepino, perejil y muchas flores alegran el paso por un espacio habitualmente lleno de barro y palomina, que ahora aparece limpio y transformado en un huerto urbano.

En compañía de su amigo Álex Hebraíl, una de las personas que más se está volcando en su ayuda, Miguel ha creado unas jardineras con unos tabicones, las ha llenado de tierra de la zona, muy fértil por el paso del río, y lo ha cubierto todo aprovechado la leña que le sobró del invierno tras limpiar los desperfectos que por la zona hizo el temporal. Allí ha hecho su plantación, aprovechando además unas cañas cogidas de la Fábrica de Armas.

El huerto es cien por cien ecológico. Miguel fumiga con ortiga, que macera en unas garrafas de agua, y utiliza palomina para abonar. Lo riega todos los días, trasladando hasta allí agua de una fuente cercana.

Es una de sus actividades diarias. Miguel se levanta muy temprano, toma el café, da un paseo con e perro y en seguida se pone a regar. Se leva la ropa, barre, limpia, y si todo va bien, pesca sin muerte. El huerto ecológico lo tiene entretenido, con él produce su propio alimento, y ha mejorado su convivencia con el entorno, sobre todo, con los más pequeños, que se acercan a preguntar a Miguel lo que hace, y él lo explica.

Los fines de semana, sobre todo, acude mucha gente a la senda ecológica y son muchos los que se quedan maravillados con su huerto y saludan a Miguel.

Felicitaciones y críticas. Hasta la propia Policía Local, apunta Hebraíl, ha felicitado a este hortelano urbano por lo bonito que tiene el huerto, y por el trabajo de limpieza y reciclaje que está haciendo en la zona. Su amigo pide para Miguel, al menos, un reconocimiento por el esfuerzo que está haciendo por mantener la convivencia por los vecinos y limpiar el entorno; no es un indigente con un cartón de vino en la calle, sino que intenta estar lo mejor posible con todo el mundo. Sin embargo, se lamenta hay a quien no le gusta lo que está haciendo y ha habido quejas en el vecindario al propio Pleno municipal. Afortunadamente, fue una queja sin repercusión, que suscitó una respuesta contundente.

Ante las críticas, Miguel responde que «yo no me meto con nadie, y tengo todo esto limpio». De hecho, denuncia, le han llegado a robar cuando ha salido unos alicates, una navaja y hasta la comida, «no sé a qué aspira la gente». Cuando empiece su huerto a dar frutos, Miguel adelanta que va a dormir allí mismo, temeroso de que llegue «algún listillo» y se lleve la cosecha que con tanto esfuerzo está cultivando.

Pero la mala noticia estos días para Miguel ha sido la muerte de su perra, que tenía ya 17 años y medio. La buena, apunta Álex Hebraíl, es que las trabajadoras sociales de Sisebuto sí se están volcando con su situación. Están bajando a verlo, y hace una semana le comunicaron que se le ha concedido una ayuda de 850 de ayuda a vivienda, para cuando consiga alguna.

Mientras tanto, esta persona, que va a hacer 54 años y tiene varias enfermedades continúa esperando un espacio para poder vivir con su perro.