Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


La indignidad del presidente

02/07/2021

Viendo un resumen de un debate parlamentario he sentido vergüenza ajena. Pedro Sánchez aseguraba que no habría referéndum sobre Cataluña y el independentista Rufián le ha espetado: «también dijo usted que no habría indultos y los ha habido, denos tiempo…». Obviamente, si Pedro Sánchez no fuera el presidente del gobierno de España, me hubiera dado igual, quizá hasta me habría alegrado de que se burlen de él hasta esos de los que es marioneta. Pero su ridículo, que no es fácil que llegue más bajo, es el ridículo de España a manos, precisamente, de quienes quieren trocearla.
Yo sé que Pedro Sánchez no sabe lo que es la dignidad. Para él la política consiste en asirse al poder y no soltarlo por ninguna causa y menos por motivos como la dignidad, cuyo concepto le es más desconocido que su propia tesis doctoral.
Con este tipo de personas España, ha llegado a lo que se conoce como ‘el mundo al revés’. Veamos:
En el homenaje a las víctimas del terrorismo celebrado por el Congreso de los diputados el pasado 27 de junio, los sustentadores de las tesis terroristas, Bildu, estaban dentro del Congreso de los Diputados, mientras las víctimas estaban fuera. A esto lo llaman ‘normalidad democrática’.
Estamos hartos de ver en cualquier pueblo español, cómo los propietarios de las viviendas están en la calle, mientras los ocupas se enseñorean de las casas ajenas y además, en la misma acera en que están los propietarios contribuyentes, estará la policía, pero estará la policía para proteger a los ocupas de los legítimos propietarios. Lógicamente los sueldos de los policías que evitan molestias a los ocupas los pagan los propietarios con los impuestos que pagan por ser dueños de las viviendas en las que no pueden entrar. Esto es también ‘normalidad democrática’ y a las fuerzas que cuidan a los ocupas se les llama ‘fuerzas del orden’…
Resulta que nuestro Tribunal de Cuentas –no sé cómo se atreve-  quiere cobrar los dispendios hechos por los separatistas a costa del erario público para  perpetrar el delito de sedición. Nuestro gobierno se echa las manos a la cabeza ‘por semejante disparate’ y usa los recursos del Estado, en concreto la abogacía del estado, para oponerse a esos cobros que para Pedro Sánchez y su rollizo José Luis Ábalos es poner chinas en el camino de la ‘normalidad democrática’.
Obviamente para esta cuadrilla que nos gobierna, la normalidad democrática es poner el estado a su servicio y mientras ellos gobiernen, cualquier barrabasada que se les ocurra será ‘normalidad democrática’ y quienes se opongan a ello, fachas irredentos.
Pero lo anterior puede generar un problema grave y es que, a fuerza de contemplar tantos desafueros, las personas bienintencionadas prefieran ser ‘fachas’ a cómplices de esta ‘normalidad democrática’. Obviamente, es necesario mantener el temple y la claridad de discurso para hacer ver a las personas que se indignan con las situaciones descritas, que el remedio no es el otro extremo, ni la radicalización va a conducir a ninguna situación placentera. Ya sé que no es fácil mantener templado el pulso cuando te enteras que en adelante, el género no será una cuestión biológica, no tendrá nada que ver con el sexo con que se nazca, sino una simple elección ante el Registro Civil. Sin embargo es necesario mantenerlo templado…  firme.