Los Hortelanos echan de menos a la delegación francesa

LA TRIBUNA / TOLEDO
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No contarán este año con la ya tradicional presencia de visitantes de esta nacionalidad durante las fiestas del Corpus. El Gremio fue refundado un 3 de junio, en el año 1994

Los Hortelanos echan de menos a la delegación francesa - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

La fecha del 3 de junio es muy especial para el Gremio de Hortelanos de Toledo, ya que fue precisamente un día como ayer -en el año 1994- cuando se produjo la actualización de los estatutos de esta antigua agrupación. Eran nueve las personas que impulsaron una nueva etapa, entre ellas el historiador y profesor Juan Estanislao López Gómez, que este año lamenta no poder participar, como es costumbre, en la procesión del Corpus Christi. La epidemia de coronavirus, por otra parte, tampoco ha permitido la visita a Toledo de la delegación francesa habitual en estos últimos años, grupo que participaba en las actividades del Corpus y que incluso ha sido recibida por la alcaldesa, Milagros Tolón.

El Gremio de Hortelanos podrá desquitarse en 2021 y celebrar entonces otro aniversario, ya que se cumplirán entonces 25 años desde su registro civil, que tuvo lugar el 2 de diciembre de 1996. En los años noventa fue su primer prioste el cardenal Francisco Álvarez Martínez, entonces arzobispo de Toledo. El obispo auxiliar Rafael Palmero fue la autoridad eclesiástica presente en el momento de la fundación, como lo fue también por parte civil el alcalde Joaquín Sánchez Garrido.

El Gremio de Hortelanos de Toledo es considerada la agrupación más antigua, junto con el propio Cabildo de la Catedral, de cuantas participan cada año en la procesión del Corpus Christi. Sus miembros visten traje negro, sin corbata, y capa de estameña parda.

En el caso de que en 2020 se realice algún recorrido procesional en el interior de la Catedral, similar al que tiene lugar durante elCorpus de los Canónigos o ‘Corpus Chico’, y que se invite a participar a algún representante de cada hermandad, los Hortelanos serán los primeros, ya que se sitúan siempre en el inicio del cortejo. Avanzan precedidos por su particular pendón, con la medalla de la Virgen del Sagrario rodeada de una corona con los frutos de las huertas de Toledo y rematado por una cruz de metal dorado de finales del siglo XVIII.

Su sede canónica y centro de sus celebraciones es la iglesia de San Miguel el Alto, templo que acogía cada año alguna actividad, tales como conciertos, para agasajar a una delegación francesa que ojalá pueda estar presente en 2021.