Puertas efímeras por el Casco Histórico

Jaime Galán
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Alumnos de la Escuela de Arquitectura de Castilla-La Mancha colocaron once puertas pasajeras por lugares del Casco Histórico para interactuar con la ciudad y con sus vecinos

Las diferentes exposiciones se pudieron ver durante toda la mañana. - Foto: Yolanda Lancha

Entender qué es una puerta como concepto más allá de su utilidad física. Es uno de los objetivos que trataron de comprender y plasmar con sus trabajos los alumnos de tercer curso de la Escuela de Arquitectura de Castilla-La Mancha. Once puertas fueron colocadas por la ciudad en la mañana de este jueves  para interactuar con elementos arquitectónicos como la propia Catedral o el Puente San Martín, pero también para hacer partícipes a los toledanos de ellas. El director de la escuela, Juan Ignacio Mera,  explicó que la finalidad de esta actividad no solo es el aprendizaje de los alumnos, sino que sirva para todos los viandantes. Para contextualizar, una de las puertas expuestas se ubicó en la Plaza del Consistorio. Pues bien, haciendo referencia a la Puerta Consistorial, Mera argumentó que como esa obra arquitectónica la vemos a diario «no le prestamos atención», en cambio, al colocar los alumnos una puerta geométrica sobre la que el ciudadano debe atravesar si quiere seguir avanzando por la calle; «nos hace pensar qué hace esto aquí y que trata de representar. Es un ejercicio de reflexión».

Precisamente esa obra mencionada, según explicaron los propios alumnos, es la base de un futuro proyecto de escuela al aire libre. Está realizada con materiales experimentales y endebles, como el cartón, que se mantienen en pie gracias a su forma geométrica. Otro de los espacios expuestos más llamativos fue el ubicado en la Plaza del Ayuntamiento. Allí otro grupo de alumnos representó una puerta de unión entre Toledo y Nápoles, porque su proyecto consiste en la creación de una escuela en la ciudad italiana. Por ello, lo que representaron fue una especie de presa, donde hipotéticamente separarían las aguas del río Tajo y  las del mar Tirreno. Con madera y papel «hemos recreado las olas y la forma de las velas en el horizonte que se ve desde la bahía de Nápoles», detalló el alumno Pablo José Palacios. 

Llamativo también para el viandante la ubicada en la Cuesta del Águila, debido a que la persona que tuviera que acceder por esta vía debía hacerlo atravesando el interior de un marco. Ese sería el otro objetivo de la actividad, la interacción con la ciudad. Tal y como lo dijo Juan Ignacio Mera, «es un trabajo que a los chicos les hace felices porque se sienten partícipes de la ciudad e interactúan con ella. Nosotros queremos que salgan de la escuela y que la ciudad sea la que entre en ella».

Los viandantes interactuaban con las puertas.
Los viandantes interactuaban con las puertas. - Foto: Yolanda Lancha
Algo que desde el ayuntamiento ven con buenos ojos. Teo García, concejal de Cultura, realizó una ruta por los diferentes espacios expuestos por la ciudad junto a los profesores y dirigentes de la actividad. Vio sus puertas para abrirles las de la ciudad «como lleva haciendo Toledo con los arquitectos a lo largo de los siglos».