«En la cosmética hay mucho más allá del brillibrilli»

M.G
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Boticaria García y Gema Herrerías presentan mañana en Toledo su libro 'Radiografía de un cosmético', de la mano de Ciencia a la Carta. Se trata de una completa guía que responde un sinfín de dudas sobre el etiquetado, composiciones y mitos

Marián García es 'Boticaria García' - Foto: Tomás Fernández de Moya

La agenda de Boticaria García echa humo. Corre de un lado para otro hasta que se sienta media hora para esta entrevista.  «Me muevo más que los precios», comenta con esa gracia que caracteriza todo lo que hace desde hace años para divulgar, desterrar mitos, plantear recomendaciones y buscar la mejor manera de que al consumidor no le den 'gato por liebre'. Esta conocida farmacéutica mantiene un ritmo frenético desde que se dio a conocer en redes sociales y lo afronta sin vitaminas ni antioxidantes, pura genética, como ella misma dice sonriendo. 

Mañana presenta junto a Gema Herrerías 'Radiografía de un cosmético' en Toledo, una guía que profundiza y responde muchas preguntas sobre etiquetados, componentes, productos... ¿Resulta difícil radiografiar cosméticos?

En 2019 publiqué el libro 'El jamón de york no existe' y la idea era enseñar a leer etiquetas de alimentos. Entonces Gema Herrerías me propuso hacer lo mismo con los cosméticos. 

Ella ha aportado la parte más científica y yo la más divulgativa. Gema me iba pasando materiales y yo le iba haciendo preguntas, pero me di cuenta que era mucho más difícil leer las etiquetas de un cosmético porque la legislación es mucho más permisiva. Por ejemplo, en el jamón pone en el etiqueta si es cocido, si es cocido extra, o serrano, pero en un cosmético puede poner ácido azelaico sin más cuando lo lógico es que si presumes de un ingrediente especifiques el porcentaje.

Tampoco se exige si la procedencia es animal o vegetal a pesar de que esto pueda determinar la calidad y el precio y el consumidor lo tiene bastante complicado. Por tanto, el libro da pistas sobre qué fijarse en el envase y nos mojamos y recomendamos marcas cosméticas con nombres y apellidos para que la gente tenga referencias porque la legislación es bastante permisiva.

¿Tenemos cultura cosmética?

Realmente es muy mejorable, pero el consumidor no tiene la culpa porque nadie se lo ha enseñado. Además, la industria juega también con el marketing y en el libro hablamos del típico reclamo publicitario que afirma que ocho de cada diez mujeres dicen tener la piel más tersa e hidratada con el producto, lo que significa que han hecho un estudio con 50 personas y son opiniones subjetivas porque no se ha realizado un  test. 

También es interesante saber que hay dos tipos de test, los subjetivos y los objetivos. En estos últimos cogen unos aparatos electrónicos para medir si las manchas se reducen, y saber los niveles de hidratación y otros parámetros. Por tanto, es necesario saber diferenciarlos en el mensaje. 

Hay más ejemplos, como la coletilla 'testado dermatológicamente', que significa que un dermatólogo estaba supervisando el producto, pero eso tampoco quiere decir que sea de más calidad, únicamente estaba allí viendo que el producto es seguro. 

Hay otros reclamos de moda relacionados con el marketing del miedo, como las palabras 'sin parabenos', 'sin', 'sin'... Y tenemos que saber que todos los ingredientes que están aprobados para la cosmética son seguros, con lo que no tiene sentido porque los parabenos que no son seguros están retirados. Y lo mismo cuando pone 'no testado en animales'... La Unión Europea lo tiene prohibido hace años.

Mojarse hablando de cosméticos es de valientes porque no es fácil meterse con la industria cosmética.

Hemos querido hacer un ejercicio de honestidad y de transparencia y puede que a algunas personas no les haya sentado muy bien. Una de las preguntas clave es si es necesario gastarse 200 euros en un cosmético y la respuesta es clara, no. No es necesario gastarse tanto para conseguir un cosmético eficaz, los hay por 50 euros o menos, y más allá lo que pagas es el marketing, la celebrity de turno. 

Nosotras apostamos por el canal farmacia, que en realidad tiene menos brillibrilli que otros sectores cosméticos y hablamos abiertamente de cómo encontrar productos asequibles y eficaces, pero no es del agrado de todos. Y no es cierto que un cosmético de marca blanca de tres euros vale y explicamos por qué no vale, por el origen de las materias primas, la concentración...

Una de las pistas claves es que el cosmético ponga el porcentaje de los ingredientes. Si alguien tiene un retinol, una vitamina C o ácido hialurónico en un porcentaje realmente costoso lo pones en el envase porque estás orgulloso y el producto será más caro. No significa que sea patente de corso, pero en general, dime de lo que no presumes y te diré de lo que careces. 

El aceite de oliva como ingrediente cosmético se cuestionó mucho hace tiempo y se demonizó por presunta toxicidad. ¿Es bueno o malo?

Es importante confiar en los formuladores y hay ingredientes que pueden resultarnos muy naturales, como el aceite de coco, que vale para todo, pero genera acné. Suena muy exótico, pero no es el mejor ingrediente. Además, hay que valorar dónde vas a utilizar esos aceites, para el cuerpo o la cara, y para qué pieles. Una de las claves es explicar que lo mejor es el consejo individualizado y que haya un profesional que analice tus necesidades. En muchas farmacias hay un servicio de dermoanálisis al que acudir. Sin duda, el mejor cosmético es el que necesita tu piel en cada momento porque no es lo mismo tu piel en agosto que en abril.

¿Qué hacemos con el ácido hialurónico, uno de esos componentes que la industria ve milagrosos en cosmética y nutrición?

El ácido hialurónico y el colágeno están de moda. La gente piensa eso de lo que se come se cría y no por comer oreja oyes mejor, ni por comer sesos eres más listo, ni por comer colágeno vas a tener la piel mejor. El colágeno está formado por un montón de proteínas, un tren con muchos vagones y esos vagones son los aminoácidos que tu cuerpo necesita para la piel. Así que cuando te los comes, en el intestino esos vagones se separan y van por su lado, con lo que ese colágeno no va directamente a la piel. Es cierto que se construye un nuevo colágeno, pero también puedes construirlo consumiendo alimentos que lleven esas proteínas. 

En el libro hablamos de ácido hialurónico como si fuera Santiago Segura, que engordaba varias veces su tamaño en Torrente. Otro de los protagonistas es el retinol, un Brad Pitt, y el ácido glicólico, Thor. Son ingredientes que tienen una eficacia contrastada y hablamos de la importancia de que en tu película no tengas solo uno u otro, sino que tienes que irte a la cama con Brad Pitt y otras  con Thor, una noche con retinol y otra con ácido glicólico porque ambos la misma noche es demasiado.

¿Realmente hay algún cosmético que reduzca las arrugas?

Cuando se produce las arruga y es profunda se genera es una cicatriz en las capas de la piel y difícilmente vamos a revertirlo. Lo que sí podemos conseguir con la cosmética es prevenir el envejecimiento y sí hay evidencia y estudios científicos que apuntan que usando distintos ingredientes, hidratando la piel y con protectores solares se mantiene en condiciones la barrera cutánea. Si haces estas cosas y te limpias la cara hay evidencia que los signos del envejecimiento se pueden prevenir. Obviamente no te van a dejar de salir arrugas, pero sí se pueden atenuar. Y se debería comenzar lo antes posible, no con 40 años, mejor con 20 años.                                                    

¿Nos cuesta en general llevar esa rutina diaria de limpieza facial?

Muchas veces hablamos de tratamientos estéticos carísimos cuando la solución está en una buena limpieza e hidratación del rostro y quizá no sabemos lo importante que es. Nosotras le damos mucha importancia a la piel desde el punto de vista de la salud al ser farmacéuticas. Cuesta la rutina y en el libro explicamos que se debe realizar una doble limpieza porque hay compuestos en la cara que son grasos, como el maquillaje o los restos de sebo, y componentes acuosos para los que necesitas un limpiador específico.  Utilizar dos limpiadores da mucha pereza, pero habría que incorporarlos como lavarnos los dientes. 

Si la gente entendiera que gran parte de los problemas cutáneos están derivados de que el poro no se limpia correctamente, se maquille o no, se generarían menos problemas. Y si ya lo quieres hacer superbien, recomendamos una vez a la semana la exfoliación, pero ahí tenemos un caballo de batalla contra los guantes de crin y otro tipo de exfoliantes muy agresivos que arañan la piel. 

¿Qué pasa con la cosmética natural tan de moda?

La cosmética natural no es más segura, puesto que todos los ingredientes seguros están aprobados en la legislación. El ejemplo lo tenemos en el aloe vera. Cuando alguien se produce una quemadura y se aplica directamente la planta de aloe vera no sabe que los componentes son muy alergénicos y si los aplicas sobre una piel herida o enrojecida se puede generar una dermatitis irritativa, una sensibilización y una alergia. 

Sin embargo, la industria extrae los componentes del aloe vera más refrescantes y reparadores y deja a un lado los alergénicos. Los dermatólogos tienen registrado que gran parte de las dermatitis y alergias que ven en consulta es por el uso de ingredientes naturales.

Tampoco la cosmética natural es más eficaz porque eso se consigue en relación con el ingrediente que contenga. Una vitamina C puede ser eficaz de origen natural o sintético porque lo importante es que la estructura sea la misma, venga de donde venga. Hay que analizar si es más sostenible, pero muchas veces no sabemos de dónde vienen los ingredientes, si de kilómetro cero, de proximidad o del otro lado del mundo, y tampoco cómo gestionan los residuos.

 ¿Cuáles son las marcas buenas para los consumidores?

Las del sector farmacia porque es el que conocemos, trabajamos y el binomio calidad-precio está bastante ajustado. Son marcas que utilizan ingredientes que reivindican en porcentajes, honestas, transparentes, no superan los 50 euros y se pueden encontrar en cualquier farmacia. 

Pero a estas marcas les falta el marketing de las grandes firmas.

Las grandes marcas pagan vallas publicitarias, anuncios en televisión o en revistas, en definitiva, que cuestan miles de euros y terminan pagándolos el consumidor. Queremos que la gente entienda que en la cosmética hay mucho más allá del brillibrilli. Hay gente que puede querer llevar algunas cremas porque quieren asociarse a esa cosmética de lujo o a las actrices que lo llevan, pero aunque consumas esos productos no vas a ser más guapo o vas a tener el tipazo de esa actriz o cantante. 

Se suelen asociar los cosméticos a las mujeres, pero los hombres están dentro de la industria cosmética desde hace mucho tiempo.

Aquí hay otro tema de marketing importantísimo y hay que decir que la cosmética vale igual para las mujeres que para los hombres. Un retinol, una vitamina C y un ácido hialurónico pueden utilizarse igual en ambos casos. Sin embargo, las marcas hacen productos para hombres y productos para mujeres y cambian el packaging para que sea mucho más vistoso. 

 

Bruselas se va a poner seria con la industria cosmética aplicando sanciones para que la industria controle mucho mejor los microconrtaminantes.

En principio, la legislación deben cumplirla y la Unión Europea está para vigilar que se cumpla. Si hay laboratorios o industrias que no lo hacen las sanciones deberían ser ejemplarizantes porque hablamos de algo muy serio y además contribuye al desprestigio en general cuando la mayoría lo hace francamente bien.

¿La nutrición es un buen cosmético?

Es fundamental porque nuestras células y nuestra piel se alimentan por dentro y por fuera. Pero hay mucho boom con la nutricosmética y con lo que se puede mejorar la piel desde la alimentación. Soy partidaria de una alimentación saludable porque podemos conseguir lo que nuestro cuerpo necesita, pero no se puede pretender que unas vitaminas palíen los efectos de una mala alimentación.