El juicio se trasladó a la calle a los pocos minutos de terminar. Un grupo de vecinos y conocidos de los familiares de la víctima, todos ellos con camisetas pidiendo justicia para Julio, comenzó a increpar al joven acusado a la salida de los juzgados. El procesado abandonó el edificio por la puerta principal junto a su abogado y varios familiares mientras le gritaban asesino. Sin embargo, de los insultos se pasó a las manos en unos instantes.

Un par de mujeres se acercaron al acusado para insultarle más cerca y antes de que fuera a cruzar el paso de peatones, varias personas más comenzaron a propinarle empujones y manotazos por la espalda mientras el abogado intentaba cubrirse y proteger al joven. En esos momentos, un guardia civil se asomó a las escaleras del acceso principal a escuchar los gritos y tuvo que salir corriendo para intentar acabar con la agresión. De inmediato, otro compañero hizo lo mismo y custodió al acusado y a sus familiares para evitar más altercados. 

La agresión se quedó ahí. No se produjeron detenciones y el grupo se fue disolviendo aunque antes de hacerlo del todo algunos de ellos también gritaron a los agentes «por no haber metido en la cárcel al asesino». Se desconoce si el acusado o su abogado interpusieron más tarde una denuncia por la agresión sufrida. 

Un grupo de personas agrede al acusado a la salida del juzgadoLos ánimos anunciaban la posibilidad de que se produjera un altercado. A primera hora de la mañana también hubo insultos y gritos cuando el acusado entró en los juzgados por su propio pie, ya que se encuentra en libertad desde el primer día y comparece una vez a la semana en los juzgados como medida cautelar.

Algunos testigos de la agresión   se preguntaron  por qué los agentes de la Guardia Civil no se trasladaron fuera del edificio cuando salió el joven acusado por prevención.