El Gobierno de Castilla-La Mancha iniciará en mayo un programa pionero y experimental de inclusión social para personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad o de exclusión social, basado en itinerarios personalizados de acompañamiento y formación.
Se llama 'Construir para volver a ser', y se enmarca en una iniciativa del Ministerio de Inclusión, que ha priorizado a Castilla-La Mancha en esta experiencia piloto con 9 millones de euros, de los que 2,8 irán destinados a la contratación de 42 profesionales de servicios sociales porque, en palabras de la consejera de Igualdad y portavoz del Ejecutivo, Blanca Fernández, «la pobreza no se erradica solo con prestaciones, la pobreza y la exclusión social también hay que trabajarlas desde el punto de vista emocional, social y cultural».
Se va a trabajar con dos mil personas que reciben el ingreso mínimo vital –hay 15.000 en la región– o que tengan un diagnóstico de exclusión social por parte de los servicios sociales o con jóvenes que acaben de salir del sistema de tutela de la Junta. Mil serán el grupo control y otras mil el grupo sobre el que se actuará con itinerarios personalizados de inclusión social que estará relacionado con cuestiones como la formación, la educación, o el empleo.