Mujeres con síndrome de Down «alzan la voz»

Mario Gómez
-

En un formato de tertulia-café y organizado por Down Toledo, chicas con síndrome de Down contaron sus experiencias de vida en el marco del Día Internacional de la Mujer

Una cafetería del barrio de Santa María de Benquerencia fue el escenario elegido para acoger el acto. - Foto: L.T.

Tomar un café con amigos es una de las costumbres más enriquecedoras de nuestro país. Conversar de temas de actualidad, temas trascendentales, u otros más banales se convierte casi en un arte que entretiene y reconforta casi a partes iguales.

La posibilidad de expresar ideas y sentirte comprendido o encontrar en las versiones de los otros la afirmación o la confrontación enriquece a la persona y a sus ideas.

Con esta mentalidad Down Toledo organizó ayer una tertulia café en la que sus asociados junto con los de Aspace pusieron en común sus puntos de vista de un tema de candente actualidad: la igualdad entre hombres y mujeres.

Una charla que comenzó con la lectura del manifiesto que el movimiento Plena Inclusión ha emitido con motivo del Día Internacional de la Mujer. En él se recogen las denuncias del machismo y del capacitismo, frases tópicas, mensajes de igualdad y la conclusión de «nada sobre nosotras sin nosotras».

Deslizaron que «si hay diferencias entre hombres y mujeres, cuando éstas tienen alguna discapacidad, la discriminación es mayor; y más si es intelectual».

Acto seguido hubo un testimonio con el que se abrió la tertulia. En ella afloraron las inquietudes de los usuarios de ambas entidades.

Reivindicaron un espíritu de lucha, la necesidad de la visibilidad en todos los entornos de la sociedad, y se animaron unos a otros a «no tirar la toalla» y seguir trabajando por lograr sus metas. Algunos pusieron en común que se encuentran estudiando oposiciones, otras chicas ya están en talleres laborales, otras son deportistas y hablaron de sus entrenamientos en disciplinas como natación o atletismo e incluso se refirieron a la necesidad de que la sociedad respete que sus capacidades son diferentes.

Ahora pueden votar, y se han logrado derechos como evitar la esterilización o la limitación de las custodias cuando son padres, y marcaron una hoja de ruta clara: se comienza por tener presencia en la sociedad, se continúa por tener sentimiento de pertenencia, se continúa adquiriendo participación y se acaba por «convertirse en líderes y lideresas», comandando los cambios que están por venir.

De las conclusiones de esta iniciativa, que seguramente tenga continuidad, los participantes arrojaron que quieren que se les vea, que se les entienda, tener su propia intimidad, su integridad, que los espacios sean accesibles, así como «tener los mismos derechos que tiene cualquier persona sin para que se les reconozca tengan que especificar que tienen discapacidad», y que se les escuche.

Quizá, a pesar de tratarse de un acto abierto e incluido dentro de Festival FEM, lo que echaron en falta fue la representación de las instituciones, que son a las que iban dirigidas las mayoría de las demandas.