«La situación es mejor pero esto no ha terminado»

Lola Morán Fdez.
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José Martínez Carballosa es fisioterapeuta en el Hospital de Talavera, donde desde el pasado abril trata a pacientes afectados por coronavirus. Este sanitario recalca que donde unos solo ven números, hay historias y familias

"La situación es mejor pero esto no ha terminado"

José Martínez Carballosa es fisioterapeuta y trabaja en el Hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera, donde, a día de ayer, eran 12 los pacientes ingresados por coronavirus, una cifra que dista ya de los cerca de 200 que ha llegado a tener este centro hospitalario. Por ello, este fisioterapeuta reconoce que la situación ahora es «abordable por el sistema sanitario» y los datos son mejores, algo que achaca tanto al periodo de confinamiento domiciliario, que ha contribuido a frenar la «ola de contagio», y posiblemente también a que la subida de las temperaturas ha propiciado una menor virulencia y que los afectados presenten estados más leves y no estén requiriendo ingresos en la UCI.

No siempre se han dado estos factores, y recuerda en este sentido cómo se ha vivido la pandemia en el Hospital de Talavera desde que se decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo. Entonces, se suspendió la actividad asistencial de Fisioterapia y algunos de los profesionales de este campo comenzaron a  hacer llegar a los pacientes de Covid sus enseres personales y a ayudar en el servicio de Admisión. En esos primeros momentos, fueron auxiliares, enfermeros y médicos «los que se estaban encontrando la situación complicada, de no dar a basto, de no tener recursos y de organizar y reorganizar todos los departamentos del hospital, todo encaminado a la lucha contra el Covid». «El problema fundamental ha sido el vivirlo de golpe», señala este sanitario al respecto.

Fue ya en abril cuando los fisioterapeutas se incorporaron a atender de manera específica a afectados por coronavirus en la UVI, pacientes que tanto por las características del cuadro que padecen como por la sedación a la que están sometidos, precisan movilización, tarea que continúa una vez que pasan a planta. Asimismo, precisan fisioterapia respiratoria al disminuir su capacidad pulmonar y «no poder respirar por sí solos».

Martínez apunta que, a día de hoy, «llega algún caso, curiosamente de menor gravedad que en los meses pasados». Sobre este punto, señala que, al menos lo que él está viendo, es que las víctimas mortales que se están registrando ahora se corresponden con pacientes que ingresaron a finales de marzo o principios de abril y que siguen aún en la UVI.

Esta pandemia se vivió en sus inicios con «desconcierto» porque «era algo desconocido para todos». «Hubo compañeros que les causaba más temor, sobre todo porque las noticias que llegaban era de la facilidad de contagio, y la escasez de recursos que teníamos para protegernos», recuerda, pero destaca que, a la vez, querían sentirse «útiles».

Al incorporarse a la actividad, la principal dificultad se encontró en la UVI, con personas «muy débiles, incapaces de respirar por sí mismos, con dificultad para la comunicación, tanto por el nivel de sedación como porque después a muchos se les tuvo que realizar una traqueotomía».

El trato con estos pacientes sin embargo era y sigue siendo «muy emotivo» porque estas personas están aisladas y no conocen la realidad fuera de esa estancia, mientras los sanitarios conocen «el sufrimiento de muchos familiares, cómo se estaba expandiendo esto y la dificultad de disponer de recursos». «Todo eso lo hacía a nivel emocional mucho más difícil», relata, y subraya lo emotivo que resulta «tratar a un paciente que sabes que está solo, que su familia no tiene de primeras acceso a él, y con el paso de los días ver esas paredes que estaban junto a su cama  llenas de fotografías de sus familiares impresas en papel para que se sintieran acompañados, que nos las hicieron llegar los familiares».

Este sanitario recalca que «la gente normalmente ve números, tantos casos nuevos o muertes, y ahora escuchan que hay menos, pero detrás de cada uno de esos números hay una historia, hay una familia, hay mujeres, hijos, nietos, hay mil situaciones diferentes» lo que lo hace «muy difícil» a nivel personal.

Situación sanitaria. También ha sido complicado lidiar con esta enfermedad «hasta que con el confinamiento empezamos a ver frutos». «Es curioso ver cómo gozamos de un sistema sanitario a mi entender muy bueno comparado con otros países, encima gratuito, con muy buenos profesionales, y ver cómo en dos semanas se puede colapsar», explica.

Martínez insiste en que si bien el dato de afectados por Covid-19 comparado con el del total de personas que viven en España parece leve, «fíjate ese poquito el caos que ha ocasionado al sistema sanitario». En dos semanas, subraya, «no se daba a basto, no podías ofrecer a toda la población lo que necesitaba». Pone de relieve que a los mayores de 70 años el protocolo les sitúa en último lugar en cuanto al uso de respiradores y camas de UVI, por lo que el resto tenían prioridad en el caso de que no hubiera medios para todos los afectados. «Los mayores de 70 han tenido que luchar con otros recursos», señala, incidiendo en que el no poder contar con los mismos medios que el resto ha propiciado que en este colectivo el índice de mortalidad haya sido más elevado. «Es duro», reconoce este fisioterapeuta, que trabaja además en un centro de mayores y ha vivido también esa realidad, aunque afortunadamente donde él desempeña su actividad tan solo ha habido un afectado que ya se ha recuperado.

Siendo testigo de todo esto, Martínez quiso trasladar a principios de este mayo su indignación por que en la fase 0 del proceso de desescalada los talaveranos no respetaran las medidas, denunciando en un vídeo que se hizo viral en las redes sociales que «parece que a la gente se le ha olvidado que la gente sigue muriendo».

Ahora, con el avance de esta desescalada, subraya esa necesidad de mantener las medidas para evitar contagios, aunque reconoce que en este momento «es más difícil llegar a la gente» porque ya hay «una cierta libertad». «Aunque no se pueda, la gente hace lo que quiere», insiste este sanitario, quien si bien reconoce que la situación actual es «mucho mejor y se está pudiendo abordar por el sistema sanitario, no podemos caer en el error de que esto ha terminado». El virus «ya esta aquí» y  «mientras no haya una inmunidad de grupo, hay un problema muy grande», puesto que el estudio de seroprevalencia apunta que solo un 5% de la población española lo habría pasado, además de que «no está demostrado que quienes ya lo han pasado no se puedan volver a reinfectar».

«Es fundamental que la gente tome conciencia», resalta, para añadir que si bien cree que durante el verano mejorará la situación, duda que en otoño haya ya vacuna para el Covid y entonces se sumarán problemas como un rebrote del coronavirus «con más fuerza» que ahora, «la relajación de la gente» que piensa que ya ha pasado y el inicio en esa temporada de «otro tipo de enfermedades como la gripe, la gripe A o bronquiolitis infantil, que colapsan en invierno los hospitales». «El problema sigue siendo el dar o no dar a basto, el poder o no poder atender a la gente y el poder ofrecerles o no los mismos recursos para poder luchar por su vida», reitera.

Martínez  recuerda además los datos que ha ofrecido el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM), que apuntan a un total de 169 muertes entre marzo y abril en el área de Talavera por coronavirus o sospecha de Covid-19, de un total de fallecimientos de 343. «Si no hubiera existido el Covid, al que algunos le quieren quitar tanta importancia, habría habido la mitad de muertes», subraya.

Por ello, apela a una mayor concienciación, y en especial  se dirige a los adolescentes, a los que recuerda que también se han dado casos en personas sin patologías previas y que ellos mismos pueden contagiar a sus familiares de mayor edad.