'Tierra de sueños'. Por Cristina García Rodero

C.M
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Cristina García Rodero y su mirada -hecha fotografía- ha querido ser cómplice de un proyecto orquestado por 'la Caixa' en colaboración de la Fundación Vicente Ferrer en la India para mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables

'Tierra de sueños'. Por Cristina García Rodero - Foto: Yolanda Lancha

Lecciones, emociones y sueños cumplidos gracias a la «obra de un soñador que se atrevió a luchar contra lo imposible». Cristina García Rodero y su mirada -convertida  siempre en fotografía- ha querido ser cómplice -«era imposible no serlo»- de un proyecto orquestado por ‘la Caixa’ en colaboración de la Fundación Vicente Ferrer en la India para mejorar sustancialmente las condiciones de vida de los más vulnerables.

Porque ‘Tierra de sueños’, la iniciativa expositiva instalada en la calle (en el paseo del Miradero) que la entidad financiera oferta hasta el 23 de enero, reúne 40 fotografías de una mujer que sintió, en las comunidades rurales de Anantapur de India, el «placer de ver cómo los niños ciegos juegan y son capaces de tocar instrumentos, de contemplar cómo los pequeños sordos bailan con las luces de colores».

La genial fotógrafa, que no evitó agradecer a ‘la Caixa’ el trato recibido y que no quiso olvidarse del equipo de voluntarios que conforma la Fundación Vicente Ferrer, retornó a los días allí vividos al relatar los contextos de sus fotografías. Y lo hizo acordándose de los nombres, las caras, el trasiego, las celebraciones, y los muchos problemas que «los más pobres de entre los pobres» afrontan con la mejor de las sonrisas. Esa es una de «las muchas lecciones que aprendí».

'Tierra de sueños'. Por Cristina García Rodero'Tierra de sueños'. Por Cristina García Rodero - Foto: Yolanda LanchaAsí, García Rodero fue volviendo a observar su trabajo y, con ello, volviendo a experimentar el bullicio de las bodas -«me colé en todas las que pude»; la claridad de la belleza -«mirad estas niñas preciosas»-; la alegría de los niños con discapacidad - «esta pequeña ciega es mi debilidad»-; y el reciente nacimiento de la lucha de las mujeres porque, allí (aunque no sólo), «se mujer es un problema».

Es así porque «las mujeres pasan de los padres a los maridos y no tienen ningún derecho», aunque gracias a la labor de la Fundación Vicente Ferrer que «ha tenido la inteligencia de formar a las mujeres», ahora «están aprendiendo a ser libres, a no depender de nadie, a no ser una carga, a ser capaces de tener un trabajo y una casa». Porque, no olvidó Cristina García Rodero recordar el problema de «ser mujer y de ser madre de mujer» que, por desgracia, deriva en la práctica de abortos selectivos por razón de género.

El paseo del Miradero alberga este motivador recorrido que, a modo de escaparate al alcance de todos -‘la Caixa’ trabaja para que la sociedad pueda acercarse a la cultura y al conocimiento-, fue perpetuado durante un mes y medio por García Rodero que, incansable, visitó hospitales, centros de acogida de mujeres víctimas de maltratos, talleres, escuelas y casas. Lo hizo, como en ella es habitual, captando la emoción de mujeres, pequeños, cuidadoras, madres y abuelas que, a pesar de sus circunstancias «transmiten una energía única».

Madres, novias, profesoras... De ahí que se acordara de Tejasre, y Prameela, de 12 y 10 años, a quien retrató tras finalizar las manifestaciones del Día de la Mujer, el 8 de marzo. Y de Nandini B., la niña albina que estudia en la Escuela de Primaria para Personas con Discapacidad Visual de Bukaraya Samudram. Cada uno tuvo la mirada de García Rodero, porque la primera   española   en   entrar   en   la prestigiosa agencia fotoperiodística Magnum obsequia a quien contempla su trabajo una mirada irrepetible, perceptible casi -a pesar de la cruel realidad- como una caricia.

Y en esta ocasión, y gracias a su persistencia por desarrollar un proyecto más amplio y ambicioso que el planteado en principio, desea que quien reciba estas fotografías «se conmueva como yo lo he hecho». Porque, al fin y al cabo, su personal visión es para la Fundación Vicente Ferrer -y gracias a ‘la Caixa’- un efectivo vehículo transmisor de una labor desarrollada por «una Fundación que con su generosidad y deseo de otorgar dignidad es ejemplo y lección».

Para dar testimonio del «magnífico trabajo por ellos desarrollado» en un país muy duro, García Rodero rescata del olvido a los más vulnerables. A niños  y  niñas,  a personas  con  discapacidad  y,  muy  especialmente, a mujeres. A madres, campesinas, costureras, novias de distintas religiones, profesoras, enfermeras, estudiantes y voluntarios. Y es que, sentenció, «todos ellos son motores de la transformación» de las comunidades de Anantapur.