«Los jueces tratamos de pedir siempre cosas razonables»

M.G
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El nuevo juez decano, titular también del juzgado de Menores, José Ramón Bernácer, repasa la situación actual de los juzgados, sus carencias y la actividad delictiva de los menores.

José Ramón Bernácer, juez decano de Toledo. - Foto: David Pérez

Dentro de muy poco entrará en funcionamiento el octavo juzgado mixto en Toledo. ¿Ayudará a agilizar la tremenda sobrecarga de actividad que se sufre desde hace años en los juzgados?

Siempre la creación de un juzgado se tiene que notar, pero se notará poco porque hay que tener en cuenta que cuando se crean juzgados se hace porque se llevan sin crear mucho tiempo y cuando se hace ya no hace falta uno sino dos o tres. El principal  efecto que va a producir este octavo juzgado es la posibilidad de solicitar y posiblemente obtener la separación de jurisdicciones en los juzgados mixtos para que unos se dediquen exclusivamente al ámbito civil, los de primera instancia, y el resto, los de instrucción, al ámbito penal.

Y si se obtiene esa separación de las jurisdicciones, ¿cómo quedarán el juzgado número 5, que lleva violencia contra la mujer, y el número uno, el de lo Mercantil?

Hay juzgados que necesariamente tienen que ser civiles y penales. Por eso, el de la violencia será juzgado de instrucción seguro y el Mercantil será de primera instancia, seguro. El juzgado número 3, que también lleva el Registro Civil, también será civil. De todas formas, tiene que haber un acuerdo de la junta de jueces y supongo que no habrá ningún problema, pero si lo hubiera se irá eligiendo en función de la carga de trabajo. La idea es que de esos ocho juzgados mixtos en Toledo capital, cinco sean de primera instancia y tres de instrucción hasta que se vayan creando más.

¿Le sorprendió la visita de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, antes del verano a los juzgados de Toledo y sus palabras sobre «la dejadez»y las necesidades que se detectaban aquí?

Sí. Lo venimos denunciando desde hace mucho tanto los jueces como los ciudadanos. Es cierto y llama la atención el progreso que se ve en otras ciudades y en otras provincias, sobre todo, en el ámbito de la justicia. Siempre he dicho que Toledo engaña mucho porque parece una ciudad pequeña pero desde hace tiempo hay un gran problema en los juzgados del ámbito Social, en los dlo Contencioso-administrativos, en el Mercantil, que son juzgados con mucha competencia porque la provincia es muy grande y porque ser capital de la comunidad autónoma da mucho trabajo también, sobre todo, de cara a los contenciosos-administrativos en comparación a otras provincias.

Desde hace años se pide otro juzgado de lo Social, ¿cómo va el asunto?

Debería ser la siguiente petición que atiendan. Ahora hay tres, pero uno únicamente tiene competencia en el partido judicial de Talavera de la Reina y en el resto de las provincia hay dos juzgados y es claramente insuficiente. Basta con mirar la población respecto a otras provincias y como mínimo tienen cuatro o cinco juzgados de lo Social. Ya llevan mucho tiempo funcionando con refuerzos y hay jueces en comisión de servicio. Llevamos mucho tiempo insistiendo.

Imagino que hay asuntos suficientes también para que se ponga en marcha un juzgado exclusivo sobre Violencia contra la Mujer, ¿no?

Sí. Los jueces tratamos de pedir cosas razonables, no pedir por pedir y somos conscientes también de que  se trata de un problema de dinero y hay que atender muchas cosas antes. Aun así, siempre se ha apostado por un juzgado exclusivo que comprenda los partidos judiciales de Toledo y de Illescas. Tendría números suficientes y siempre lo hemos defendido como una propuesta muy razonable. Quizá únicamente en Toledo no saldrían los números, pero uniendo dos partidos sí. Además, se trata de una previsión que contempla la ley, que haya juzgados que extiendan sus competencias a otros partidos.

Y el juzgado atendería con más agilidad, calidad y sin tantas esperas a las víctimas imagino.

Claro. Siempre el tema de la especialización y la exclusividad es un beneficio para todos. Siempre es mejor contar con personal especializado que se dedique a una sola materia que todos vean de todo. Un juzgado de violencia supondría que los casos se atenderían de manera más rápida y más eficaz. Ahora es un juzgado mixto, ni siquiera es exclusivamente penal, y la situación la están padeciendo los ciudadanos, las víctimas, los abogados y todo el personal, porque los asuntos civiles se retrasan y se da prioridad a los de violencia. Es una situación muy lamentable y por eso se crearon los juzgados de Violencia sobre la Mujer, pero en Castilla-La Mancha el único que hay exclusivo está en Albacete.

El Consejo General del Poder Judicial acaba de decidir mantener los refuerzos y apoyos para los juzgados que llevan los asuntos derivados de las cláusulas suelo. ¿Aquí es suficiente con los refuerzos que hay?

Los refuerzos deberían ser transitorios y atender a situaciones coyunturales de atasco y sobrecarga de trabajo en un momento concreto. Lo que no puede atender son situaciones estructurales y es lo que está sucediendo en realidad. En la provincia de Toledo, el juzgado de lo Mercantil es el que lleva las cláusulas suelo, además se trata de un órgano mixto y mercantil. Vamos, que tiene mucho. ¡Da risa!

Ahora se tiene que poner en marcha el octavo juzgado y poco a poco se está quedando pequeño el Palacio de Justicia.

Se hizo una cierta previsión, pero poco a poco se va llenando. Ojalá se quede pequeño porque eso sería una señal de que se van creando nuevos órganos judiciales. Se nota, sobre todo, en espacios comunes de cara a las salas de vista. Pero prefiero esos problemas materiales y de organización a cambio de tener juzgados suficientes.

¿Tiene posibilidades de crecimiento el edificio?

De crecimiento en cuanto ampliarse no hay posibilidades, pero sí de aprovechar espacios que están dentro y están en bruto. Después, habrá que ir apañándose con las dependencias que hay aprovechando bien el espacio. Ahora estamos bien, pero el octavo juzgado no tiene dependencias y en unos meses comenzarán las obras de acondicionamiento para que el juzgado pueda comenzar a funcionar en mayo.

Llama la atención esa falta de psicólogos en el ámbito judicial que provoca retrasos en los informes de más de año y medio.  Es un buen problema...

Sí. Supone un gran problema en el ámbito del derecho de familia, de las separaciones y divorcios. Cada vez es más frecuente solicitar informes sobre la situación de padres e hijos y si nos vamos a más de un año se provocan situaciones muy dolorosas y complicadas. El problema es la falta de personal. Hay un solo psicólogo en familia, otro en víctimas y uno más en el juzgado de Menores, y buscan colaborar entre ellos, pero no se da de sí de todas maneras. Es imposible con la plantilla actual.

En algunos momentos puntuales se ha firmado un acuerdo con el Colegio de Psicólogos de Castilla-La Mancha.

Sí. Es una salida, pero no dejan de ser parches que no atienden a la situación real de falta de personal. Además, tienen que atender a toda la provincia, no únicamente al partido judicial de Toledo.

Los forenses tienen menos proyección pública, pero también es un colectivo con problemas. Incluso piden la escisión del Instituto de Medicina Legal de Toledo y de Ciudad Real compartiendo laboratorio.

Lo que ocurre en la Justicia es que muchas veces va funcionando, bien por la buena voluntad de lo que estamos dentro y porque hay asuntos que hay que hacer y eso provoca que no se destinen los recursos necesarios porque como se va funcionando.

En la jurisdiccion de Menores, ¿cómo marcha este juzgado del que usted es titular?

En Menores ha aumentado la actividad. Al tener ámbito provincial participa de esa cantidad de población de la provincia y se nota. Además, la delincuencia juvenil es muy cambiante y no tiene nada que ver a la de hace diez años. Y lo que más ha subido ha sido la violencia filioparental, es muy cotidiana y no hablamos de robo, de hurtos y agresiones, algo más esporádicos.

Pero apenas se visibiliza esa violencia dentro de casa.

Cada vez más. Cada uno en su barrio, en su familia y en su ámbito más conocido ve más casos de jóvenes que ejercen violencia sobre sus padres, abuelos o hermanos. Quizá no es tan visible como un trapicheo con droga o un robo, pero está ahí.

Se suele hablar de violencia de género y de sus víctimas, pero muchas asociaciones llevan tiempo diciendo que los menores también son víctimas tanto directas o indirectas y el ámbito judicial debería llevar estos temas con mayor agilidad

Hay asuntos más sensibles que otros. Cuando se tramita un asunto con mayor rapidez, también ocurre que habrá otros más lentos por medios y recursos. Lo que es violencia sobre la mujer y los niños tiene que tener una atención rápida y quizá los menores son los siguientes a los que hay que atender sin que eso signifique deja de atender a las mujeres u otros colectivos que lo necesiten. Los menores que son víctimas potencialmente cuando son mayores pueden convertirse en los violentos dentro de unos años si siguen viviendo en un clima de violencia.

También las asociaciones apuntan que ha aumentado mucho la violencia de género entre adolescentes. ¿Se traduce eso en los juzgados?

Nos preocupa mucho. Los jueces de Menores llevamos tres o cuatro años advirtiendo de esta circunstancia  y es cierto. Igual que con la violencia filioparental  llevamos siete u ocho años trabajando sobre el tema y el Consejo General del Poder Judicial está preparando protocolos y se celebran encuentros. La violencia de género es un fenómeno más reciente entre adolescentes y nos preocupa.

Además, no tiene que ver nada la violencia de género que se trabaja habitualmente que la que se origina entre adolescentes porque las circunstancias sociales de estos jóvenes no tienen nada que ver con la situación de los adultos. Aquí no hablamos de mujeres sometidas a la pareja y con una dependencia económica y demás, ahora los adolescentes son aparentemente iguales y hay que ver por qué surge y alertar para trabajarlo.

Imagino que también tendrán mucho que decir las administraciones, ¿no?

Claro, se trata de prevenir para que no ocurran este tipo de situaciones y para ello hay que empezar desde muy niños y jóvenes. También es cierto que la jurisdicción de Menores tiene también esa función preventiva. Es cierto que ya se han producido los delitos, pero intentamos que de mayores no se produzcan y se trabaja mucho con esos menores, pero es necesario un intenso trabajo educativo más allá del colegio, también en las familias y en la sociedad, así que las administraciones también tienen que estar implicadas.

¿Con las nuevas tecnologías también ha aumentado la delincuencia juvenil?

Es distinta. Las nuevas tecnologías no son buenas ni malas, todo depende del uso que se haga. Han dado lugar a nuevos delitos, un poco parecido a cuando surgieron las armas de fuego, que con ellas se puede matar a un ciervo o a una persona. Las nuevas tecnologías han enganchado en los jóvenes, a los adolescentes sin madurez por la edad y hay algunos riesgos que dan más lugar a la delincuencia, sobre todo, con las redes sociales por la difusión de vídeos y fotos, por los comentarios hacia las víctimas porque parece que no se hace daño cuando es lo contrario.

Estos nuevos delitos exigirán formación y actualización en los juzgados, imagino.

Claro. Tenemos que estar actualizados. El juez hace lo que puede, pero dentro del juzgado de Menores hay trabajando un equipo y desde la Ley del Menor existe un equipo técnico, con trabajadores sociales y un psicólogo que están ahí y las medidas que impone un juez se encarga de ejecutarlas la comunidad autónoma, donde también hay profesionales que trabajan en este ámbito. Sí, la formación es importante.

¿Los delitos de pederastia y abuso a menores también han aumentado?

El Juzgado de Menores ve las infracciones que cometen los menores. Son casos muy puntuales, pero sorprende mucho que haya menores de edad, chicos y chicas de 14 a 18 años, que estén implicados en delitos de pederastia como autores de difusión de vídeos y demás y no como víctimas.

Desde hace meses se están juzgando casos de violación múltiple y se habla mucho de las manadas. ¿También le preocupa esta situación?

Aquí habría dos debates, el debate de la sociedad con respecto a las leyes, si están bien o no, en cuyo caso los jueces podremos aconsejar si nos piden opinión, pero no somos los que las hacemos, ahí la responsabilidad es del Parlamento. Pero también hay debate en los hechos en sí porque este tipo de violaciones en grupo son muy preocupantes y requieren de un estudio muy profundo para saber si es que ahora lo conocemos más o antes había lo mismo.

Es cierto también, por experiencia, que los delitos contra la libertad sexual han tenido un aumento en los últimos años, pero se necesitan estudios más rigurosos. Y tenemos un reto en relación a la educación sexual de los menores y habrá que trabajar en ello porque los problemas relacionados con la educación sexual luego se reflejan en este tipo de comportamientos.

¿Sería necesario tocar y actualizar la Ley del Menor?

No mucho porque está muy bien. Suele ocurrir que cuando se produce un hecho muy gordo siempre entra el debate de la reforma de la Ley del Menor sin que la sociedad sepa a que se dedica esta ley. Creo que faltan algunos retoques técnicos, pero es mejor que no se toque porque tenemos una buena ley que el año que viene cumplirá 20 años. Y uno de sus mejores aspectos es el matiz educativo que tiene respecto a los menores porque no se trata de castigar por castigar sino de que esos menores no cometan delitos cuando sean mayores, con lo que el trabajo que se hace con ellos es enorme. Y eso no quiere decir que no se sea duro porque el juzgado de Menores de Toledo tiene cerca de 40 jóvenes internos, con diferencia el que más tiene de todas las provincias de la región.

Cuando se interna a un menor lo que se hace es trabajar el aspecto formativo, la educación sexual, el tema de consumos de tóxicos, las nuevas tecnologías y se trabaja con la familia. La calidad del trabajo es fundamental y no se trata de imponerles una medida que les duela, también que sirva para algo y vean la responsabilidad que tienen por estos hechos porque si se tratara de adultos la mayoría iría a prisión por esos delitos.

Toledo lleva más de quince años pidiendo a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha un centro de internamiento en la provincia para evitar que los jóvenes tengan que marcharse a otras provincias a cumplir con las resoluciones judiciales. Y sigue sin estar en la agenda política.

Es la gran demanda. En Castilla-La Mancha hay dos grandes centros de internamiento para cumplir con las medidas de régimen cerrado y semiabierto, uno en Ciudad Real y otro en Albacete. Desde hace mucho tiempo planteamos esta necesidad, sobre todo, porque si el objetivo es la reinserción de los chicos en su entorno difícilmente se puede trabajar si se encuentra en Albacete. Seguiremos reivindicando un centro para Toledo y no tiene sentido que sigamos sin él cuando en muchas épocas más de la mitad del edificio que se ubica en Ciudad Real estaba ocupado por chicas y chicos de Toledo. Además, se trata de una responsabilidad exclusiva de la comunidad autónoma.

A ver si ahora que ha comenzado la legislatura se avanza algo.

No lo sé. Nosotros lo pedimos a finales de la anterior, quizá en mal momento, pero nunca nos toca porque si no es por una cosa u otra es porque hay crisis. Y se trata de una realidad que hay que atender tarde o temprano porque cada vez hay más medidas de internamiento. Por ejemplo, el centro de Ciudad Real empezó con veinte plazas hace 15 o 20 años y va por 75 y dentro de cinco años tendrá 90 plazas. Así que seguirimos insistiendo.

¿La administración tendría que trabajar también más con los menores una vez que salen de los centros de internamiento?

Estoy razonablemente contento con el trabajo que se hace, pero tampoco nos puede llevar a la complacencia y a decir que ya no hay que hacer más. Se trabaja mucho con los menores y también cuando son mayores de edad. Para que estén en el juzgado de Menores tienen que haber delinquido hasta los18 años, pero cuando trabajas con ellos en los centros muchos de ellos tienen 19, 20 o 21 años y hay entidades que trabajan con ellos aunque se haya terminado la medida. Hay asistentes de empleo, entidades  que colaboran con nosotros como Cáritas con programas de formación o acceso al empleo. Se hace una buena supervisión y se les ofrece posibilidades que a lo mejor en su ámbito natural no van a tener y después ellos deciden. No siempre sale bien, pero se les ofrece alguna alternativa.