«Los embalses están al 21%; la situación es preocupante»

Manuela Lillo
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El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Samuel Moraleda, sostiene, no obstante, que «la mayor parte de las poblaciones que se abastecen de agua superficial almacenada en embalses tienen prácticamente garantizado» el suministro

Samuel Moraleda, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. - Foto: Rueda Villaverde

¿Cómo llega la cuenca del Guadiana al final del verano tras la sequía que se vive en los últimos años?

Todos los primeros de mes publicamos la evolución de los identificadores que muestran cuáles son los escenarios tanto de escasez como de sequía. El dato que más nos importa es el relativo a la escasez de recursos para atender las demandas. Prácticamente, la situación no ha cambiado desde las últimas publicaciones: seguimos en Mancha Occidental en un escenario de alerta, también en Jabalón y Azuer y seguimos en emergencia en el sistema Gasset-Torre de Abraham y Vicario. Son las cuatro unidades territoriales que más problemas tienen de cara a garantizar las demandas. 

¿Cómo están los embalses en cuanto a reservas?

En los embalses la situación es realmente preocupante. Tenemos un volumen almacenado en los embalses de la provincia de Ciudad Real de un 21%, hay embalses que están incluso por debajo del 10%, quizás nos salva Peñarroya que tiene hasta un 75% y es el que distorsiona un poco la media, ya que el resto, Torre de Abraham, Vicario, Puerto de Vallehermoso o La Cabezuela, están en unos porcentajes bastante reducidos. Preocupa sobre todo el sistema Gasset-Torre de Abraham, donde estamos haciendo un nuevo trasvase con el ánimo de garantizar el abastecimiento a Ciudad Real y su comarca. La precipitación en este año, sin contar con las lluvias de estos últimos días, estaba por debajo de la media aunque ha mejorado respecto al pasado año. Esto ha hecho que las aportaciones que hemos tenido en el año hidrológico 2019-2020 apenas hayan sido significativas, están valoradas aproximadamente en 20 hectómetros cúbicos, por lo que al comienzo de dicho año teníamos 100 hectómetros cúbicos en el conjunto de embalses, hemos atendido las demandas y tenemos 84 hectómetros cúbicos. Hay que ver cómo se comporta el nuevo año hidrológico que está a punto de comenzar. 

¿Está garantizado el abastecimiento a la población? En algunos sitios, como Bolaños o Almagro, está siendo necesaria el agua de pozos...

Sí. La mayor parte de las poblaciones que se abastecen de agua superficial almacenada en embalses está prácticamente garantizada, además la garantía es de dos años en el peor de los escenarios de precipitación, aunque no es el caso de Campo de Calatrava, que se abastece de la Vega del Jabalón, que está en un 5% de su capacidad y ha habido que movilizar recursos de aguas subterráneas. Por lo que respecta a estas aguas también existe garantía de abastecimiento, otra cosa es el tema de la calidad que puede verse afectada si continúan los descensos de los niveles piezométricos. 

¿Qué mensaje traslada a la población?

En abastecimiento de agua de boca el punto crítico que tenemos es el Campo de Calatrava y ahora mismo se está atendiendo gracias al esfuerzo de los ayuntamientos para movilizar recursos de aguas subterráneas y para el resto de la población hay garantías, puesto que el resto de las demandas se condicionan para garantizar el abastecimiento, se hacen restricciones a otros usos para que el abastecimiento y los caudales ambientales estén garantizados. 

¿Cómo se ha desarrollado la campaña de riego de embalses?

La campaña de riego está a punto de terminar, ha habido absoluta normalidad en la zona oficial de riego de Peñarroya y ha habido restricciones muy importantes tanto en la zona del embalse de Gasset y Vicario, donde sólo se han podido atender las demandas de los cultivos permanentes. En Torre de Abraham, tras la mejora de aportaciones en este embalse que hubo en mayo se ha permitido un consumo de hasta 8 hectómetros cúbicos, se ha garantizado la atención a estos cultivos permanentes y también se han podido regar otros. Es verdad que ha habido una reducción significativa en toda la zona regable salvo en Peñarroya. 

De cara al siguiente ciclo de regadío, ¿cuál será la directriz de la CHG si los embalses siguieran en niveles bajos?, ¿puede haber restricciones?

Si no mejorasen tendrán que haber restricciones, pero el año hidrológico nuevo está a punto de empezar y en la Junta de Gobierno que celebramos hace unos días ya se advertía de esta previsión. Todo va a depender de cómo sea el próximo año hidrológico. En función de ello se adoptarán las medidas oportunas con el ánimo de garantizar el abastecimiento de la población. 

Por lo que respecta a las aguas subterráneas, los acuíferos, ¿en qué situación se encuentran?

En los acuíferos hemos hecho una comparativa de agosto de 2019 a agosto de 2020 y continúan los descensos de los niveles piezométricos. Así, en Mancha Occidental I hemos descendido 1,20 metros y bajado medio metro en Mancha Occidental II y en Campo de Calatrava. Estos descensos son preocupantes porque no remontamos y siguen bajando gradualmente los niveles piezométricos, pero el descenso no ha sido tan acusado como en años anteriores.

En este caso, las dotaciones que se establecieron para el riego y que se redujeron el año pasado, ¿seguirán igual o podrían bajar nuevamente?

Para la campaña 2021, cuando aprobemos el régimen anual de extracciones, que lo haremos en diciembre, veremos qué escenario nos encontramos. Ahora mismo en Mancha Occidental, que es donde tenemos las dos masas de agua importantes, si mantenemos el mismo escenario, que es el de alerta, lógicamente efectuaremos las mismas restricciones que se establecieron el pasado año, pero vamos a ver cómo evolucionan los indicadores y cómo se desarrolla el año hidrológico.

¿Ha dado resultado el que se bajaran las dotaciones de riego entre un 5 y un 6,6%?

En algunas masas, como Lillo-Quintanar, Consuegra-Villacañas y Sierra de Altomira, donde también se habían establecido unas restricciones parecidas en porcentaje, los indicadores como consecuencia de las precipitaciones cambiaron el escenario y esas restricciones las levantamos porque habían mejorado. En el caso de Mancha Occidental no ha sido así y hemos mantenido las restricciones, ya veremos cómo evoluciona el año para ver si se mantienen o no. Sobre el resultado es todavía pronto. Ha habido descenso de los niveles piezométricos, pero no tan acusado como en campañas anteriores. No obstante, es demasiado pronto para saber si se han respetado o no esas limitaciones porque está a punto de finalizar la campaña y haremos la lectura de caudalímetros correspondiente. 

¿Se está cumpliendo con la instalación de los caudalímetros?

Todos los que tienen derecho al uso de las aguas tienen una obligación legal de tener debidamente instalado el correspondiente caudalímetro para el control de los volúmenes que legalmente tienen concedidos. Es verdad que en algunos casos hemos detectado explotaciones que no disponían del aparato de medida y se ha actuado en consecuencia y se han establecido los correspondientes expedientes sancionadores. Llama la atención también que, como ya ocurrió la campaña pasada, y a pesar de las advertencias, hemos detectado manipulaciones mediante imanes para la medida de los caudalímetros que perjudican seriamente el control y la vigilancia y los objetivos cuando establecemos los regímenes de extracciones. No solamente perjudican dichos objetivos, sino que, además, comprometen a otros usuarios que realmente están cumpliendo con los programas de actuación y los regímenes de extracción. 

¿Se ha intensificado la vigilancia?, ¿cómo se castiga ese incumplimiento?

El organismo de cuenca también está haciendo campañas nocturnas para la vigilancia de los aparatos de medida. Hemos detectado alguna manipulación por las noches, lo cual es una agravante en el régimen sancionador y tengo que insistir en que estas sanciones están calificadas como graves en la legislación de aguas, lo que significa que la multa mínima son 50.000 euros, y puede haber agravantes. Además, se inicia un expediente para extinguir el derecho al uso de las aguas y si se pierde el derecho, ya no se recupera. Estamos en una zona donde las masas están declaradas en riesgo y donde no se otorgan nuevos derechos al uso del agua. 

Están inmersos actualmente en la planificación del ciclo 2021-2027, ¿cómo se está desarrollando ese proceso?

Sí, estamos en el tercer ciclo de planificación y nos encontramos en el diagnóstico de la cuenca, que es el esquema provisional de temas importantes, donde se identifican los principales problemas que tiene la cuenca para cumplir los objetivos ambientales y se aportan soluciones y se debate. El Guadiana ha seleccionado 11 temas importantes y estamos haciendo jornadas, todas por videoconferencia y que están teniendo bastante aceptación, y también talleres que van a continuar en septiembre. 

¿Se van a abordar cuestiones como la contaminación o el cambio climático?

Sí, la contaminación es uno de los temas importantes, tanto la puntual como la difusa, procedente principalmente de fuentes agrarias. Hay muchos temas importantes, como la gestión sostenible de las aguas subterráneas, que afecta fundamentalmente a esta cuenca, ya que de 20 masas inventariadas como masas de agua subterráneas, 11 están declaradas en riesgo de no alcanzar los objetivos tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo y de esas 11, diez están en el Alto Guadiana. El cambio climático también es otro tema importante, está en proyecto la Ley de Cambio Climático, que lo que intenta es reducir los gases de efecto invernadero para controlar este fenómeno. A nosotros nos va a afectar sin lugar a dudas, afectará a la economía, al bienestar social o a la salud, y en nuestro caso hay un escenario de incremento de temperaturas y reducción de precipitaciones, así como una mayor frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos como son las inundaciones y las sequías... Lógicamente, al reducirse las aportaciones se compromete la atención a las demandas, por lo tanto habrá que racionalizarlas, ahorrar agua, tener más eficiencia en el uso de los recursos. Los mayores consumidores de agua, la agricultura, tendrán que adaptar los cultivos al recurso disponible, del mismo modo que tendremos que mejorar y modernizar los regadíos y también la depuración de nuestras aguas residuales.