La caída de la hoja nos recuerda que es tiempo de poda. La campaña 2019-2020 ya ha comenzado en el Ayuntamiento de Toledo, que tiene previsto actuar, hasta mediados de febrero, en buena parte del censo de más de 30.000 árboles, solo en vía pública, de conservación municipal ubicados en todos los barrios de la ciudad. También se opera en zonas verdes.

Así lo explican a La Tribuna la concejala de Parques y Jardines, Marta Medina, y la técnico responsable de esta actuación, que lleva cinco años comandando las labores de planificación del arbolado, tras décadas sin una gestión profesional específica. Desde su desembarco en el Consistorio, todo lo que tiene que ver con árboles se ejecuta conforme a criterios técnicos.   

En estas fechas, del 15 de noviembre al 15 de febrero, el Consistorio refuerza el trabajo realizado durante todo el año. Operan tres brigadas, dos de la concesionaria de parques y jardines y una municipal. Ahora se podan alineaciones completas más allá de trabajos puntuales, priorizando las urgencias.

En invierno se pueden eliminar ramas más grandes sin hoja, indica la técnico, y el trabajo fundamentalmente se dirige a eliminar aquellas que se meten en fachadas, interfieren en farolas o en semáforos.

Hay ejemplares que dan poca guerra y otras en las que hay que actuar prácticamente todos los inviernos, al tratarse de especies mal elegidas o mal ubicadas, muy cerca de fachadas. También pasa con las moreras que sueltan fruto y manchan las calles.

Hay arbolado muy joven que prácticamente no requiere poda. El del Polígono es el más antiguo y, por tanto, el más latoso, mientras que en las urbanizaciones de Valparaíso o La Legua ocurre justo lo contrario.

El plan de p

oda se elabora en el Ayuntamiento y se traslada a la concesionaria. Se priorizan zonas y se planifican estos meses de actuación, aunque siempre surgen incidencias, que se atienden, indica la concejala, quien destaca la labor de mantenimiento.

Hay especies sobre las que aún  no se interviene, por ejemplo los plátanos, que no han tirado la hoja. Se espera al mejor momento fisiológico del árbol, explica la técnico.

Reivindica que el arbolado de Toledo necesita inversión porque hay muchos ejemplares envejecidos y sin inspeccionar. La cantidad es muy elevada en la ciudad y solo hay una persona encargada de ello.

La inspección suele llevar aparejada la tala en muchos casos. Ahí es cuándo se detecta que hay árboles enfermos y prácticamente muertos. A nadie le gusta eliminar un árbol pero no se puede dejar en vía pública ocasionando riesgos de seguridad, indica la profesional, quien destaca también que actualmente todas las grandes obras ejecutadas en la ciudad reservan un apartado específico sobre arbolado.

El plan integral del que tanto se ha hablado en los últimos meses está en la cabeza de todos, pero requiere dedicación exclusiva durante al menos seis meses. El compromiso del Gobierno local existe, al crear específicamente una Concejalía de zonas verdes. Con más dinero y tiempo para la técnico, se podría resolver.