Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


El ejemplo Ovsiannikova

17/03/2022

Uno se pregunta que 'ande andarán' aquellos 350 trabajadores de Televisión Española que en su día crearon, en la época de Urdaci, el Comité contra la Manipulación Informativa en TVE, con la vista puesta sobre la información relacionada con la guerra de Irak, con la del Prestige, el Plan Hidrológico Nacional o la huelga del 20-J, así como la general vigilancia de los telediarios «por la falta de veracidad, de pluralismo e independencia».
Sobre todo, si comprobamos que, en la actual coyuntura política y mediática, con lo que nos ha llovido desde hace un par de años, salvando las distancias y las circunstancias, tampoco sería demasiado descabellado que cualquier día a Ana Blanco le saliera por la espalda una compañera periodista en el telediario de las 15:00 horas con una pancarta con texto similar al de la valiente Marina Ovsiannikova, una de las trabajadoras de la televisión rusa: «No os creáis la propaganda. Os están mintiendo».
Y pese a que todos tenemos claro que la televisión pública ha de ser un fiel reflejo de la sociedad, del pluralismo y la credibilidad informativa, y no un instrumento de propaganda, ahí tenemos los informativos y las aburridas y soporíferas tertulias, que muestran, como nunca, una total y absoluta falta de independencia, con tertulianos apuntados a la sopa boba de la cola del racionamiento ideológico, que realizan rancios análisis de la realidad, claramente partidistas, simplistas, populistas y exentos de toda imparcialidad, consiguiendo grandes cuotas de share, pero también de perversión del servicio público.
Y así pasa, que de las tropecientas tropelías que llevamos contabilizadas, los escándalos se amortizan en menos de una semana, y lo que haría caer a cualquier gobierno, aquí se lava con el efectivo detergente blanqueador de las televisiones privadas, complementado con el aroma oceánico del suavizante concentrado de la televisión pública.
La última. Observen el tratamiento informativo del último asunto vinculado con la fiscal general del Estado y ya verán en lo que queda. La maquinaria mediática ya silencia o lava el caso, pese a que dos de las tres asociaciones de fiscales han solicitado la dimisión de Dolores Delgado después de conocer el contenido de unas comunicaciones internas de la Fiscalía, que revelan que ella sí estuvo enterada de la investigación al fiscal Ignacio Stampa mientras estaba en curso, pese a que siempre lo ha negado. Algo muy grave, pues resulta que, por motivos de fondo político, espurios y sectarios, la fiscal general del Estado sí intervino, lo que prueba que mintió ante el Consejo Fiscal y encubrió su intervención en un asunto en el que debió abstenerse, en flagrante e inadmisible trola que, una vez más, deja por los suelos el prestigio del Ministerio Fiscal.
Aquí, probablemente, a Marina Ovsiannikova no la meteríamos en prisión, pero la desacreditaríamos con el yugo mediático de la descalificación más al uso: «Una facha interrumpe con una pancarta el telediario de Ana Blanco».