Refugiadas ucranianas estudian castellano en Toledo

J. Monroy
-

Alexandra, de 26 años, dejó a toda su familia en una ciudad tomada y ha llegado hasta Toledo invitada por una amiga de Instagram. Irónicamente, aprende castellano en ruso, y no duda en decir que tiene «muchas ganas de volver a casa»

Refugiados ucranianos aprenden castellano en el Adolfo Bécquer

Oksana y Svetlana empezaron el pasado jueves sus clases de castellano, que a través de voluntarios la ONG Accem está impartiendo en el centro de educación de adultos Gustavo Adolfo Bécquer de Toledo. Son parte de los 89 ucranianos que esta entidad está atendiendo ahora mismo en Toledo tras tener que huir de su país.

Gracias a Accem, ambas están acogidas en un hostal de la capital regional. Desde allí, dicen estar muy sorprendidas y agradecidas por la acogida en Toledo, no esperaban que fuera tan cálida. «Sentimos que los españoles son muy parecidos a los ucranianos, debido a que la gente es también muy acogedora en Ucrania, muy abierta a ayudar en lo que puedan», explica Svetlana, quien se sorprende de que en Toledo ha habido incluso gente desconocida que al escucharla hablar en ucraniano o ruso por la calle se ha acercado a pedirla el teléfono para ayudarla en todo lo posible, «la gente es maravillosa, y su acogida nos calma nuestro dolor, porque a pesar de que ahora estamos seguras, nuestra guerra va por dentro, y lo estamos viviendo día a día, nos ayudan mucho».

Oksana es de Leópolis. Lo primero que dice tras su clase de castellano es que «yo tengo muchas ganas de volver cuando acabe la guerra». De hecho, no quería salir de su país, porque allí ha dejado a su marido y a su madre, de 94 años, aunque la convenció un hijo que vive en Toledo. Ha llegado en un viaje de cinco días de autobús, gracias a voluntarios de Varsovia.

Refugiados ucranianos aprenden castellano en el Adolfo BécquerRefugiados ucranianos aprenden castellano en el Adolfo BécquerSvetlana por su parte es de Kiev, de donde pudo salir el 7 de marzo con su hijo de nueve años, para llegar a Toledo quince días más tarde, vía Praga y de allí por avión a Madrid, donde voluntarios de Cruz Roja les dieron una magnífica acogida. En sus primeros días en la ciudad pudieron convivir con voluntarios que les acogieron, hasta que se registraron en Accem y les metieron en el programa de acogida. Con la nostalgia, apunta que «me gusta mucho Toledo, y me gustaría que fuera mi segunda casa».

Detrás de ellas, asienten Alexandra y Lada. Ellas son dos jóvenes ucranianas que tras huir de su país se han conocido en Toledo. Lada, también de Leópolis, apenas se atreve a contar su historia. La de Alexandra es la de una mujer de Odessa de 26 años que ha tenido que dejar a su familia atrapada en una ciudad tomada por los rusos. El suyo ha sido un viaje muy duro y muy largo, atravesando Moldavia, donde también afortunadamente encontró mucha ayuda. A través de Instagram, conoció una chica que le invitó a venir a Toledo y se comprometió a ayudarla. Y hasta aquí llegó tras un viaje por coche con mujeres mayores y niños a través de Rumanía, hasta Bulgaria y de ahí en avión hasta Madrid. En España, reconoce, la acogida ha sido muy calurosa desde que se bajó del avión, y en seguida la trajeron en Toledo, donde ha podido alojarse con el programa de acogida de Accem. Aquí está aprendiendo castellano y también cuenta con la amistad de la chica que conoció en redes. De cara al futuro, lo tiene claro: «tengo muchas ganas de volver a casa».

Voluntarias como Olga, profesora bielorrusa que desde el idioma ruso (también entiende algo de ucraniano) les están enseñando a hablar en castellano, gracias a Accem, en el Gustavo Adolfo Bécquer.

Refugiados ucranianos aprenden castellano en el Adolfo BécquerRefugiados ucranianos aprenden castellano en el Adolfo BécquerEducación de Adultos. Fue Goyo, un voluntario de Accem, quien pidió ayuda al centro de educación de personas adultas Gustavo Adolfo Bécquer y, como no podía ser de otra manera, el centro ha cedido instalaciones y espacios, y ha puesto su material a disposición de los alumnos ucranianos que llegaran. «Todo lo que podamos hacer desde un punto de vista material, lo vamos a poner a disposición de la asociación», explica Carlos Martín, jefe de estudios. Pero, además, también hay varios profesores, de español para extranjeros, que se han ofrecido para colaborar con los voluntarios. Todo dependerá de la llegada de nuevos alumnos para que se vayan adaptando y organizando grupos, ya sea en horario de mañana o de tarde, aunque de momento Accem tiene suficientes profesores.

Esta ayuda del centro cuenta con el visto bueno de la consejería de Educación, y se ha concretado en un convenio de cesión, que permite la utilización de los espacios.