La luz de Toledo contamina menos que otras 45 capitales

Á. de la Paz
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Un estudio sobre el impacto medioambiental que provocan los focos de luz apunta que Santa Olalla, Maqueda, Noblejas y Quintanar del Orden tienen el alumbrado más contaminante de la provincia por kilómetro cuadrado

La luz de Toledo contamina menos que otras 45 capitales - Foto: Yolanda Lancha

La luz con la que se ilumina la ciudad de Toledo emite 2.945 vatios de potencia al año por kilómetro cuadrado. Atendiendo a los datos del medio centenar de capitales de provincia españolas, el dato de Toledo sitúa a la ciudad patrimonio entre las menos contaminantes del territorio nacional. Un total de 45 ciudades sobrepasan sus registros y solo cuatro, Ciudad Real, Badajoz, Albacete y Teruel,  han contabilizado una emisión menor en el Ranking de la contaminación lumínica en España, de Alejandro Sánchez. En Valencia, la primera según el impacto de luz hacia el espacio, se superan los 9.200 vatios por cada unidad de superficie y en Hueva, los 7.800. La zona metropolitana alrededor de Bilbao concentra buena parte de las localidades más contaminantes desde el punto de vista lumínico. El coste del consumo en la capital regional ascendió a 2,16 millones de euros.

El importe de la factura por consumo de luz no es, sin embargo, la principal preocupación del experto que ha elaborado un mapa nacional que incluye en la provincia a 97 localidades (más de dos millares en todo el territorio español). Sánchez apunta a los municipios más pequeños como principales fuentes de derroche energético y elevada contaminación lumínica. La potencia total del conjunto de farolas y la extensión de sus respectivos términos municipales sitúa a Santa Olalla a la cabeza entre las más contaminantes en Toledo y la número 37 en el total de España. Mientras que esta localidad de algo más de 3.000 habitantes y 72 kilómetros cuadrados consumió más de 7.816 vatios en 2012, la ciudad de Talavera, con más de 80.000 censados y una extensión de 185 kilómetros cuadrados requirió sólo de 2.590 vatios.

A Santa Olalla le acompañan en el apartado de potencia emitida en función de su extensión Maqueda, Noblejas, Quintanar de la Orden y La Puebla de Almoradiel. Sánchez señala la posibilidad de que existan factores que eleven el consumo en estas localidades y cita la presencia masiva de industrias, de infraestructuras públicas de gran capacidad o un término municipal muy extenso. Algunas de ellas concurren en los pueblos señalados. «A veces, la contaminación no depende del Ayuntamiento sino de las industrias», añade el académico, quien lamenta la existencia recurrente de «alumbrados ornamentales no muy sostenibles».

Las localidades de menor población suelen tener los alumbrados menos eficientes. «Estos municipios suponen una parte muy importante del gasto económico», insiste Sánchez. El propio experto recuerda que los ciudadanos que habitan estas áreas menos densas «tienen que tener este servicio público que además es un derecho», pero reivindica una mejora profunda. «Las subvenciones para renovar el alumbrado suelen ir a parar a las ciudades grandes», confirma el profesor de la británica Universidad de Exeter.

Sánchez explica que su panel no se ha elaborado «para señalar malos o buenos», aunque incide en una norma que se repite tanto en la provincia como en el conjunto de España: la luz que se lanza al espacio es más contaminante en las pequeñas localidades y además, la factura en buena parte de ellos es muy alta comparativamente si se toman como referencias los habitantes y la extensión de otros enclaves. El científico plantea el «coste de mantener alumbrados encendidos todo el día» y propone que en los pueblos pequeños se puedan hacer apagones selectivos. «En ciertos caminos que nadie va a transitar a partir de la medianoche se puede, por ejemplo poner un interruptor para que no ilumine».

El coordinador del ensayo certifica que es fácil que «Toledo y Talavera mejoren, pero que es más difícil que un pueblo pequeño lo haga». Además, Sánchez se refiere a la diferencia existente entre la mejora medioambiental y el ahorro económico. Un claro ejemplo de esta dicotomía surge de la iluminación led, también costosas para el erario público y altamente contaminantes (especialmente las luces led blancas).

Dentro de la demarcación de la provincia, el estudio aporta datos interesantes sobre el tejido lumínico de cada localidad. Carranque cuenta con 1.526 farolas por kilómetro cuadrado, las farolas de Pepino, Talavera, Ocaña, Toledo e Illescas son las que más potencia emiten y Noblejas muestra resultados «negativos en varios aspectos».

Mirar el cielo. Sánchez lamenta que la enorme potencialidad para el turismo astronómico de la provincia, especialmente en el entorno del Parque Nacional de Cabañeros, «no se está explotando». El punto más oscuro de la península ibérica se encuentra relativamente próximo a este enclave natural. La negrura más absoluta se la disputan entre Teruel y la frontera suroccidental de la provincia con Extremadura.